El entremés primigenio en algunas escenas de la primera parte del Quijote, por María Fernanda López

El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha es la obra que lo abarca todo con respecto a los temas y géneros de su época; no solamente Cervantes fue capaz de hablarnos de una parodia a la novela de caballerías y, entre capítulo y capítulo, ir introduciendo otros temas, como la novela bizantina, la ejemplar o la de amor, pasando por los grandes discurso que nuestro manchego profería cuando la lucidez (pongámoslo así) lo atacaba y se convertía en un gran orador; sino que además pudo aventurarse en incluir los tres grandes géneros de la literatura: la narrativa, la lírica y la dramática. En cuanto a la primera es evidente, puesto que se trata de una novela y el estilo suele ser la prosa, por lo que, por medio de la sintaxis oracional, el autor va construyendo una secuencia de hechos que nos cuentan una historia. Justo como ocurre en el Quijote, pues los sucesos se van hilando para relatarnos las aventuras del caballero andante en cada situación que se le presenta, incluso siendo en ocasiones un espectador más de los lances que otros personajes manifiestan. El género lírico se ve reflejado también en esta novela, pues no son pocas las ocasiones en las que algún personaje, sea el protagonista o cualquier otro, toma la voz para recitar algún poema que venga perfecto para la ocasión, tal como ocurre cuando se nos narra la historia del cautivo, en el que posteriormente Don Fernando recita un poema que su hermano compuso y que el cautivo conoce por haber sido compañero de aventuras del autor del poema. Sin embargo, el género que en esta ocasión me atañe aquí, es el dramático pues, aunque podría parecer que un texto no puede contener el género narrativo y el dramático al mismo tiempo, Cervantes una vez más muestra su genialidad y logra que existan aspectos teatrales en su obra narrativa. Lo menciono porque cualquiera podría pensar que, amenos que se trate de un híbrido, una novela no puede combinarse con el género dramático porque entonces tendrían que existir capítulos en los que los diálogos especificarían al personaje que los proferirá y las acotaciones serían abundantes, mas el autor se encarga de introducir una serie de elementos teatrales en puntos específicos de su narración sin dejar la estructura en prosa de lado. Sin embargo, para esta ocasión no voy a abarcar todo el género teatral, pues los críticos bien han dicho que la comedia (y recordemos que esta palabra en ese tiempo designaba a todas las producciones teatrales) está presente en muchos aspectos de la obra, como todo el dramatismo actoral que se desencadena cuando finalmente Dorotea, Luscinda, Don Fernando y Cardenio se encuentran o los múltiples disfraces que vemos a lo largo de las dos partes de la novela, mas, esta vez solo me centraré en los aspectos entremesiles de la obra, los cuales abundan en la misma, desperdigados en distintas formas, que van desde el lenguaje, pasando por las situaciones cómicas hasta la configuración de algunas características de los personajes.

Todo lo anteriormente dicho lo realizaré desde la perspectiva e hipótesis de que estos pasajes teatrales en la obra pertenecen al entremés primigenio cristalizado por Lope de Rueda, el encumbrado por la crítica “padre del entremés”, pues, aunque es bien sabido que fue inspiración para Cervantes cuando escribió sus Ocho comedias y ocho entremeses, nuevos nunca representados agregó e innovó con respecto a algunas cuestiones propias del entremés ruedista, sin embargo, para la fecha que escribió la primera parte del Quijote (1605) Cervantes aún no había publicado sus entremeses (1615),[1] por lo que aún no había realizado esas innovaciones, así que, en su obra cumbre podemos notar la imitación fiel a los pasos de Lope de Rueda con su estructura, sus características, sus personajes y sus situaciones.

Comenzaré tomando en cuenta la duración de los hechos cómicos con respecto a la estructura del entremés para así situarnos en la obra: desde mi perspectiva, todo el pasaje de Sierra Morena y La venta, son una comedia, toda ella conformada por sus jornadas, respectivamente. Antes de continuar con esta hipótesis, es necesario señalar la definición del entremés y una definición adecuada es la que cita Eugenio Asensio en su libro Itinerario del entremés en la que señala que es una representación breve, jocosa y burlesca, la qual se entremete de ordinario entre una jornada y otra de la comedia para mayor variedad o para divertir y alegrar el auditorio.[2] Si atendemos a la estructura de los pasos ruedistas, encontramos que ciertamente hay entremeses que van entremetidos en la comedia, sin embargo, el autor sevillano tuvo el acierto de crear otro tipo de acomodo   y, como marca Canet en su artículo, Lope de Rueda se caracterizó por introducir sus pasos de tres formas diferentes en la comedia: a) Pasos entretejidos en la acción principal: ocurría cuando algunos personajes, generalmente los criados, se encargaban de realizar acciones cómicas dentro de la comedia misma. Es un entremés un tanto primitivo, pues, limitado por lo antes señalado, no podía enredarse tanto como los otros; b) Proefatio jocularis: son los entremeses que van antes de la comedia y que, al finalizar, uno de los personajes se encarga de dar el prólogo o la introducción a la comedia mayor; c) Actio intercalaris: son los pasos independientes a la comedia principal, pues dejaban de lado la trama de la misma para abordar otros temas, como un chistecillo, un apotegma , un relato folklórico o una novela corta y, por esta razón, eran más largos que los dos anteriores, así, tenían mayor complejidad en la trama.[3] Así que, si tomamos en cuenta las jornadas antes señaladas, es necesario también determinar cuáles son los entremeses que ahí aparecen y cómo se entremeten en la comedia mayor. Antes de iniciar con este análisis, es necesario señalar un aspecto importante que nos ayudará a comprender mejor la división de los entremeses dentro del Quijote: a partir de este instante, el protagonista de nuestra historia deja de ser el centro de la trama pues, aunque ciertamente sigue apareciendo y existen algunas escenas en las que él realiza algunos discursos, en realidad esta trama amorosa tiene como protagonistas a los cuatro personajes antes señalados, por lo que Don Quijote pasa únicamente a ser, en ocasiones, un espectador más de las acciones ocurridas, así como es claro que en ciertos momentos de la trama ─como si el narrador intentara recordarnos que el protagonista es Don Quijote a pesar de que la trama no va dirigida directamente a él─ nuestro hidalgo hace su aparición aunque sea de una forma mínima, como cuando el narrador señala que ahí estaba presente, mas, no vemos aquí esos episodios en los que Don Quijote tomaba parte de toda la acción, es decir, llevaba la batuta en las acciones activas de la historia. Al hacer esta aclaración, ahora sí puedo señalar cuáles son los tipos de entremeses que encontramos en la obra: con respecto al primer tipo de paso ruedista, encontramos que Cervantes escribe el suceso de la imitación de Don Quijote a Amadís de Gaula cuando se encuentra ya en la sierra. Este hecho es corto y se encuentra entremetido en la comedia mayor pues, acabamos de conocer parte de la historia de Cardenio y, posteriormente, aparecerá Dorotea para continuar con su narración, así que, en este punto, Don Quijote se encarga de realizar un acto cómico entre las dos jornadas que antes he mencionado. Si atendemos a las características de este primer entremés, Don Quijote está fungiendo como el que se encarga de llevar a cabo la situación cómica y forma parte de la comedia mayor porque se liga en cuanto a que él se siente obligado a convertirse en un salvaje al darse cuenta de que Cardenio ha perdido el juicio por amor, lo que lleva a nuestro hidalgo a recordar ese pasaje de Amadís de Gaula y busca interpretarlo, por lo que

desnudándose con toda priesa los calzones quedó en carnes y en pañales y luego sin más ni más dio dos zapatetas en el aire y dos tumbas la cabeza abajo y los pies en alto, descubriendo cosas que, por no verlas otra vez, volvió Sancho la rienda a Rocinante y se dio por contento y satisfecho de que podía jurar que su amo quedaba loco.[4]

De esta forma vemos cómo la acción ocurre, ciertamente no con los criados de los protagonistas, pero sí con personajes secundarios a la comedia principal. Y no solo eso, también podemos notar la comicidad en el acto y la degradación paródica en que incurre Don Quijote al imitar a Beltenebros, pues, como él mismo señala en ese capítulo, el caballero andante se dedicó a matar pastores, arrancar árboles y otras cuestiones, sin embargo, aquí vemos a nuestro manchego realizando toda clase de ridículas piruetas que incluso lo llevan a mostrar más de lo que debería. Además, también atiende a la característica de no estar tan intrincado como otros, puesto que, al encontrarse dentro de la comedia principal, los actos de Don Quijote no necesitan de un mayor entramado, ni de tanto enredo para provocar la risa en el espectador (y quién negaría que, por lo menos, una sonrisa sí nos ha sacado este pasaje).

Otro ejemplo un poco más elaborado de este primer tipo de paso, pero que también posee los elementos para considerarlo dentro de ello, es el pasaje que refiere a la formulación del plan que llevaría a Don Quijote a su aldea, lo que incluye el disfraz de Dorotea y la “puesta en escena” en la que participan el barbero y el cura de la aldea de nuestro manchego. Califico esta escena en dicho tipo de entremés puesto que sigue teniendo una relación con la trama de la comedia principal y continúa ejecutándose con respecto a lo acontecido en la trama central, sin embargo, no voy a negar que puede poseer elementos del segundo tipo de entremés, ya que puede tomarse como la antesala de la siguiente jornada, puesto que es gracias a este hecho (el que quieran regresar al hidalgo a su casa) lo que provoca que toda la comitiva vaya a la venta, lugar en donde se desarrollarán las posteriores situaciones teatrales. Mas, por no estar al principio de la comedia, prefiero clasificarlo dentro del primer tipo. Este pasaje resulta un poco complicado de catalogar por lo antes dicho, sin embargo, no podemos negar la enorme teatralidad que hay en él, pues casi todos los personajes toman el disfraz que les corresponde para llevar a cabo su actuación e incluso hay un conocimiento previo, no de un libreto, pero sí de algunos diálogos o frases que serán dichos para mayor convencimiento, así como también podemos notar el importante uso del vestuario, necesario para los actores. Esto lo vemos cuando Dorotea asegura

…que ella haría la doncella menesterosa mejor que el barbero, y más, que tenía allí vestidos con que hacerlo al natural, y que la dejasen el cargo de saber representar todo aquello que fuese menester para llevar adelante su intento, porque ella había leído muchos libros de caballerías y sabía bien el estilo que tenían las doncellas cuitadas cuando pedían sus dones a los andantes caballeros.[5]

Y así lo vemos puesto en acción, pues realmente nuestra actriz principal ejerce su trabajo de forma impecable, ya que de verdad actúa tan bien en su papel como la princesa Micomicona que incluso Sancho, quien no está falto de seso como su señor, cree que en verdad aquella joven desamparada es quien pretende ser. Esto lo notamos a penas la princesa Micomicona pide el favor del caballero manchego:

…se fue a hincar de rodillas ante las de Don Quijote; y aunque él pugnaba por levantarla, ella, sin levantarse, le fabló en esta guisa:

─De aquí no me levantaré, ¡oh valeroso y esforzado caballero!, fasta que la vuestra bondad y cortesía me otorgue un don, el cual redundará en honra y prez de vuestra persona y en pro de la más desconsolada y agraviada doncella que el sol ha visto. Y si es que el valor de vuestro fuerte brazo corresponde a la voz de vuestra inmortal fama, obligado estáis de favorecer a la sin ventura que de tan lueñes tierras viene, al olor de vuestro famoso nombre, buscándoos para remedio de sus desdichas.[6]

Notamos aquí la gran participación actoral de Dorotea, pues no solo se ha vestido para parecer una princesa menesterosa, sino que además ha modificado su forma de hablar de tal manera que los arcaísmos propios del lenguaje caballeresco figuren en su léxico y, como buena actriz, lo hace lucir de manera natural al momento de desenvolverse como la princesa Micomicona.

En cuanto al segundo tipo de entremés ruedista (Proefatio joculoris) también encontré un ejemplo dentro del Quijote, el cual corresponde a la escena de los galeotes. Esto lo veo desde esta perspectiva pues se comporta como una especie de prólogo al relato que a continuación conoceremos pues es la antesala de la historia amorosa, ya que, de no haberse encontrado Don Quijote con estos presos, no habría tenido que internarse en Sierra Morena, así que jamás se hubiera encontrado con Cardenio y toda su problemática. Además, este pasaje resulta en particular entremesil ya que contiene toda una serie de elementos que lo convierten en esto, mas eso es cuestión que analizaré más adelante, por ahora solo remarcaré que la estructura de prólogo me ayuda a clasificarlo aquí. Sé que es común que en este tipo de paso exista un personaje que dé la introducción a la comedia principal, sin embargo, esto es propio del entremés como tal y aquí hay que recordar que, aunque toma aspectos de pasos, no es un paso, así que es imposible que Don Quijote o Sancho tuvieran conocimiento de lo que venía a continuación.

Posteriormente encontramos el entremés de tipo actio intercalaris y en este caso también existe un episodio de la obra en que se ajusta a estas características; me refiero al pasaje de la jaula, el cual es totalmente cómico, pero no tiene nada que ver ya con la historia de cuadrado amoroso que vemos, pues en capítulos anteriores el asunto ha quedado resuelto y cada quién está ya con su pareja, así que el pasaje de la jaula tiene una trama distinta, mas el disfraz continúa estando presente, pues tanto el barbero como el cura de la aldea de Don Quijote, se disfrazan de caballeros y le hacen creer a nuestro manchego que va encantado. Además, por ser de este tipo da lugar a que la trama sea más intrincada y que el entremés sea más largo y elaborado que los otros dos; por eso el regreso del “Caballero de la Triste Figura” a su aldea resulta más elaborado y largo que las otras apariciones cómicas pero la teatralidad y las situaciones cómicas siguen estando presentes.

Una vez que hemos ubicado los entremeses y cómo están estructurados, puedo comenzar a hablar de los tipos de personajes que los conforman, para esto me remitiré una vez más a los personajes tipos que Lope de Rueda introdujo al género y que, durante algún tiempo, fueron modelo para los dramaturgos:

  • Simple o bobo: sus principales características son la glotonería, el sueño, la sexualidad animalizada, el miedo y la credulidad; es muy común que se le insulte y se le pegue. Además, en su bobería puede llegar a hacer juegos de palabras al no comprender el significado de las mismas.
  • Rufián: es un cobarde que en ocasiones exalta obras que nunca ha realizado, es un ladrón, jugador, rencoroso y, cuando tiene mujer, es engañado por ella.
  • Negra: de procedencia sevillana, hace alusión a su país de origen, el baile y el canto la caracterizan, así como el erotismo, los insultos y un lenguaje muy particular que no corresponde al habla de los negros, sino a uno creado literariamente.
  • Gascón: solo apareció una vez y este dio paso al posterior vizcaíno. Es un personaje pintoresco con lenguaje específico que provocaba la risa al deformarlo o con los malentendidos.
  • Gitana: también aparece solo una vez y tiene la capacidad de engañar incluso a los ladrones más astutos. También hay un habla específica que la caracteriza.
  • Estudiante: la característica principal de este personaje es su pobreza y ello desencadena la búsqueda de muchos métodos para saciar su hambre.
  • Sirvientes: todos aquellos que sirven a los señores principales, se dividen en servus fallax (siervo astuto), los pajes y las criadas ─aquí aparecen las alcahuetas─. Aunque también pueden aparecer otro tipo de personajes.[7]

Evidentemente no encontramos todos los personajes en estas escenas del Quijote, sin embargo, los principales y que eran típicos de los pasos aparecen. Por ejemplo, en el, llamémosle, Paso de Sierra Morena, son personajes secundarios los que realizan la acción y Sancho, como criado de Don Quijote, queda dentro de la categoría de siervo; en cuanto a Don Quijote es difícil clasificarlo porque no encaja en todas las características de los personajes antes señalados, sin embargo, puedo decir que comparte con el simple la característica de la credulidad, pues en verdad piensa que debe hacer ese sacrificio aunque su señora Dulcinea del Toboso no lo ha agraviado. Es todo lo que puedo decir con respecto al manchego, aunque es evidente la enorme teatralidad que existe en el pasaje y que lleva a cabo el caballero andante, pues él mismo señala que es una imitación a lo que realizó Beltenebros, sin embargo, resulta totalmente cómico por las actuaciones antes citadas de un anciano fuera de juicio. Como vemos, no es una imitación que dignifique al personaje, sino que por el contrario lo ridiculizan y, al ser minimizado el simple por sus propias acciones, la audiencia ríe.

Al siguiente entremés le llamaremos Paso de la princesa Micomicona, en el cual el plan es engañar a Don Quijote, por lo que una vez más nuestro caballero andante funge como simple, pues ahora no es solo su credulidad lo que lo convierte en él, sino que el hecho de que sea engañado es una de las características principales de este personaje. Sancho también queda como bobo, porque también él es burlado ya que de verdad cree que Dorotea es la princesa Micomicona (y lo seguirá creyendo con el paso de los capítulos). Por otro lado, Dorotea y sus cómplices se convierten en rufianes, pues, por medio de intrincados planes, engañan a los simples, además, sabe mentir perfectamente y es capaz de crear toda clase de fantasías con tal de llevar a cabo su engaño.

Otro entremés, que aquí llamaremos Paso de los galeotes, es el que tiene dos tipos de personajes: por un lado, encontramos a Don Quijote, quien sigue siendo un simple pues una vez más es engañado por un rufián y otra vez es la credulidad de su estado lo que lo pone en manos de quien mal le hace y él mismo, al final de todo el acontecimiento, reconoce que se ha portado con inocencia ante un rufián: ─Siempre, Sancho, lo he oído decir, que el hacer bien a villanos es echar agua en el mar. Si yo hubiera creído lo que me dijiste, yo hubiera excusado esta pesadumbre; pero ya está hecho: paciencia, y escarmentar para desde aquí adelante.[8] El personaje estrella de este entremés es Ginés de Pasamonte, quien se presenta por primera vez en la obra atado de todas partes, de tal forma que no pueda escapar. A penas tiene un primer diálogo con nuestro manchego y ya nos damos cuenta de que es todo un rufián. Posteriormente ocurre el suceso de la liberación de los galeotes pero la acción posterior es el clímax y la parte más importante del texto: Don Quijote les pide a los galeotes, incluido Ginés de Pasamonte que vayan con Dulcinea a presentarse, sin embargo, el rufián habla por todos y explica que no harán tal cosa, todo esto con tono de burla, por lo que el caballero andante se enoja, lo insulta y Ginés provoca que los otros galeotes apedreen al manchego y a su escudero. No soilo el rufián ha burlado al simple, sino que además ha provocado otra de las características del entremés ruedista primigenio: la enorme violencia con que terminan los pasos, pues era común que acabaron con golpes e insultos, además, como hemos podido ver, el simple era quien terminaba golpeado.

En el último entremés, que llamaré Paso de la jaula, vemos a los mismos personajes tipo: el simple y el rufián, aunque también en este caso quiero hablar un poco de Sancho quien es un caso especial. En cuanto a Don Quijote una vez más vemos a nuestro “Caballero de la Triste Figura” siendo el simple pues otra vez es engañado y puesto dentro de una jaula con la consigna de que va encantado. Los rufianes en este caso son el barbero y el cura, quienes son los que maquinan el plan para regresar a Don Quijote a casa, convirtiéndose así en los burladores. Ahora quiero hablar de Sancho, un personaje que en este pasaje (y en algunos anteriores) se ha comportado de una forma distinta a los demás. Todos están muy metidos en los papeles que deben desarrollar para poder engañar a Don Quijote a lo largo de todos los entremeses (excepto los galeotes, que son un caso especial en que no hay actuación ni travestismo, como con los demás personajes), pero Sancho queda fuera de toda esta escenificación e incluso en ocasiones nos hace recordar que todo es dramatismo, que aquello que está pasando no es realidad, que todo es un engaño vil y cruel contra su amo, esto lo notamos cuando señala que Dorotea no puede ser la princesa Micomicona porque se estaba besando con Fernando o cuando reconoce a sus vecinos de la aldea bajo los disfraces que engañan a su amo enjaulado. Mas, luego vuelve a entrar en la dinámica dramática cuando lo convencen de que las cosas son como se presentan. Sancho es un personaje muy especial que se encuentra entre la comedia y la narrativa, entre la representación y la “realidad” de su historia. Sancho salta de una dimensión a otra de acuerdo con lo que le indiquen, a lo que descubre y a su conveniencia propia.

Otro aspecto importante que apoya la idea de la teatralidad entremesil en el Quijote es lo que señala Héctor Urzáiz Tortajada en su artículo en el que aborda la influencia de la commedia dell’arte (la cual permitía gran libertad al actor en cuanto a sus movimientos y las acciones que realizaría en el escenario y, de esta forma, se pudo lograr la aparición de personajes tipos; además, también propició a una mayor libertad en cuanto al movimiento escénico y aparecen algunos elementos complementarios que enriquecen la representación)[9]  en la obra:

Como estudiaron algunos grandes maestros, las figuras de don Quijote, Sancho Panza, incluso Sansón carrasco en menor medida, tienen su origen en la commedia dell’arte, no en vano vinculada también con el entremés español. […] Por otra parte, Cervantes también tuvo presente a una figura de la commedia dell’arte para elegir el nombre del otro protagonista; se trata del Zan Panza, personaje que encarnaba un tal Simón de Bologna en la compañía de I Gelosi.[10]

Como podemos ver, existe una gran influencia de la commedia dell’arte en la obra, pero no solo eso, hay que recordar que fue este movimiento lo que impulsó la aparición del entremés en España, lo que influenció a Lope de Rueda para que produjera de determinada manera sus pasos, por lo que aquí podemos ver la enorme influencia del entremés primerizo del siglo XVI en el Quijote.

La teatralidad en la máxima obra de Cervantes es una constante, no solo tenemos personajes que se travisten para engañar al protagonista o porque la necesidad los ha llevado a tal situación, como el caso de Dorotea al vestirse como varón en su intento por recuperar la honra. Pienso que es la locura de Don Quijote lo que permite este tipo de situaciones, ya que es el detonante de todas las circunstancias teatrales cómicas en que la novela se ve envuelta. Tan solo debemos pensar que es por esta razón por la que, a lo largo de casi toda la historia, el barbero y el cura estarán disfrazándose de distintos personajes con la intención de regresar al manchego a su casa, así no será rara la vez en que también construyan toda una trama, así como escenarios para llevar a cabo tal hazaña. El mismo Don Quijote siempre actúa, puesto que, en su intento por imitar a los caballeros andantes, realiza todo tipo de acciones que están fuera de su contexto. Pero no solo vemos esta influencia evidente en la obra, sino que además podemos comprobar cómo Cervantes, en su enorme habilidad como escritor, ha tomado elementos entremesiles que él pudo ver en Lope de Rueda para recrear las acciones cómicas teatrales en su propia obra. Y, aunque en ocasiones pueda resultar difícil o extravagante (amén de la cerrazón de algunos críticos en no querer ver los aspectos teatrales en el Quijote) relacionar ambos géneros, la realidad es que no es tan descabellado el asunto pues Cervantes tenía un gran interés por el género dramático, por lo que toda la obra tendrá referencias al mismo. Aquí solo analicé la primera parte, sin embargo, en la segunda parte notaremos más situaciones teatrales en las que nuevamente se verá inmerso Don Quijote y no solo él, también su escudero cuando se vuelve gobernador de la ínsula prometida. No debe sorprendernos esto, pues Fernández de Avellaneda ya lo había notado: como es casi comedia toda la historia de Don Quijote de la Mancha.[11] En las que incluso posteriormente compara esta obra con otras comedias verdaderas escritas por Cervantes, lo que nos hace ver que esta teatralidad del Quijote no es locura que se ha pensado en los últimos siglos, sino que es una realidad palpable que los hombres de su tiempo ya habían notado. Si continuamos leyendo el prólogo al Quijote apócrifo de este autor, notamos que hay un dejo de desprecio al momento de calificar toda la obra cervantina, puesto que la considera comedia en prosa debido a la enorme cantidad de referencias dramáticas en las que Cervantes se apoya para construir su narrativa.

Bibliografía

Asensio, Eugenio. Itinerario del entremés desde Lope de Rueda a Quinones de Benavente: Con cinco entremeses inéditos de d. Francisco de Quevedo. Madrid: Gredos, 1965.

Carilla, Emilio. El teatro español en la Edad de Oro. Argentina: Biblioteca de literatura, 1968.

Cervantes, Miguel de. Don Quijote de la Mancha. Francisco Rico (ed.). Sexta reimpresión. México: RAE, 2005.

Fernández de Avellaneda, Alfonso. El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Gómez Canseco, Luis (ed.). España: Biblioteca Nueva, 2000.

Historia del teatro español I. Huerta Calvo, Javier (dir.). Lope de Rueda y el teatro profano. Canet, José Luis. España: Gredos, 2003.

Urzáiz Tortajada, Héctor. La quijotización del teatro, la teatralidad de “Don Quijote”. XII Congreso Internacional AITENSO.  España: Universidad de Valladolid, 2005.

Zamora Vicente, Alonso. Presentación a los entremeses de Miguel de Cervantes. En Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/presentacin-a-los-entremeses-de-miguel-de-cervantes-0/html/ff6ffaf8-82b1-11df-acc7-002185ce6064_4.html. Miércoles 6 de diciembre de 2017.

[1] Alonso Zamora Vicente. Presentación a los entremeses de Miguel de Cervantes. En Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/presentacin-a-los-entremeses-de-miguel-de-cervantes-0/html/ff6ffaf8-82b1-11df-acc7-002185ce6064_4.html. Miércoles 6 de diciembre de 2017.

[2] Eugenio Asensio. Itinerario del entremés desde Lope de Rueda a Quinones de Benavente: Con cinco entremeses inéditos de d. Francisco de Quevedo. Madrid: Gredos, 1965. Pg. 17.

[3]   Cf. Historia del teatro español I. Javier Huerta Calvo (dir.). Lope de Rueda y el teatro profano. José Luis Canet. España: Gredos, 2003. Pgs. 456-9.

[4] Miguel de Cervantes. Don Quijote de la Mancha. Francisco Rico (ed.). Sexta reimpresión. México: RAE, 2005. Pg. 248.

[5] Ibídem, pg. 291.

[6] Ibídem, pgs. 293-4.

[7] Canet, op. Cit. Pgs. 461-4.

[8] Cervantes, op. Cit. Pg. 211.

[9] Emilio Carilla. El teatro español en la Edad de Oro. Argentina: Biblioteca de literatura, 1968. Pg. 23.

[10] Héctor Urzáiz Tortajada. La quijotización del teatro, la teatralidad de “Don Quijote”. XII Congreso Internacional AITENSO.  España: Universidad de Valladolid, 2005. Pgs. 471-2.

[11] Alonso Fernández de Avellaneda. El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Luis Gómez Canseco (ed.). España: Biblioteca Nueva, 2000. Pg. 195.

 

María Fernanda López Barrera (León, 1995). Ya demostraba interés por escribir desde la primaria, donde concursó en un certamen de creación literaria entre primarias de la zona con una historieta sobre animales utilizando una prosopopeya y dándole sentimientos humanos a los mismos. Ya en la preparatoria, ganó el primer lugar en el concurso de creación literaria de la Universidad de Guanajuato en el rubro de cuento con el texto “Gen”.

Posteriormente, viajó a la Ciudad de México para estudiar en la Universidad Nacional Autónoma de México, en la carrera de Letras Hispánicas. Su última publicación ocurrió en la revista Piramidal con el cuento “De amore”. Actualmente se encuentra enfocada en escribir varios cuentos de terror y una novela con temática fantástica.

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