Homilia de la palabra, por Schava

En el principio, por el quinto o sexto día se formaron las moscas. No se formaron las moscas a ellas mismas, sino que dios las creo por el sexto o quinto día. Ya de ahí se formaron ellas mismas. Pero ese es otro cuento. Lo que aquí interesa es que entonces, después de crearla, dios vio que la mosca era triste. Y a veces muy alegre al mismo tiempo. Esto que les digo aconteció por los últimos días. Los últimos días de la creación, o mejor dicho, los últimos días en los que dios estuvo creando, que fueron cinco o seis. Porque los últimos días de la creación, es decir el exterminio de lo que dios creo, si bien están cerca, no sabemos cuándo serán. El final de los tiempos, de los tiempos para las creaciones de dios, no tienen fecha cierta. Ya que el día termina cuando comienza… otro día. Y así el final de los días será un día, de día. Pero no hay porque temer la furia de nuestro señor, no por el final de los tiempos. Habrá que temerle por cómo los trata su dios a diario. De eso habla el don del espíritu santo, que también es dios, denominado temor de dios. O temor hacia dios, porque dios no teme. ¿Quién sabe si le teme a las cruces o a los clavos? ¿O a las estacas? A las cruces y a las estacas les temen los vampiros, supongo porque vieron cómo le fue a Cristo. Bueno a Jesús, porque antes de que lo crucificaran no era Cristo. ¿Y a las estacas por qué le temen los vampiros? No lo sé. El hijo de dios murió por nosotros y resucitó al tercer día. Muerto revive como el vampiro. Solo que él lo hizo por amor, no por sangre. Por amor murió y por amor resucitó el hijo de dios, que también es dios. Al igual que la tórtola que preñó a su madre, la madre de Jesús, no de la tórtola. Y así vemos que dios es amor, al enviar a dios para engendrar a dios, en una virgen sin mancharla. Si no me creen esto de que dios es amor en cualquier manifestación véanlo en sus clavos. O en las espinas. O en las llagas y en las rodillas torcidas. ¿Y cómo preñó dios a la virgen para mantener virgen a su madre y no mancharla? Pisándola. Así preñan las palomas, pero él lo hizo con amor. No digo que otras palomas no pisen con amor, eso es asunto de las otras palomas. Tanto amor hay en dios, y tanto amo al hombre y a las mujeres vírgenes, tanto que no le gusta que los hombres anden amando hombres. Por lo menos no le gusta que lo demuestren con caricias y besos. Y tanto amo dios al hombre, al hombre que no demuestra su amor a otros hombres con caricias y besos, que únicamente destruyó el mundo un par de veces. Si tanto era su amor lo hubiera reconstruido. Pero no, esa es labor de los hombres, esa y ganarse el pan con el sudor de la frente. Y de las mujeres que no son vírgenes con el sudor proveniente quién sabe de dónde. Sospecho de dónde. Pero ustedes acérquense a nuestra religión aunque sean mujeres y no sean vírgenes, o sean hombres y no les gusten las mujeres. Incluso si son miembros de alguna otra secta, clan o herejía, acérquense. No es necesario convertirse, es cosa de agarrarle el modo, pero no se acerquen mucho, porque si ustedes son mujeres y no son vírgenes o son hombres y no les gustan las mujeres no caben mucho en esta religión. Caben para rellenar los huecos del infierno. Aún así, acérquense a dios. Pero no lo hagan rezando. ¿Qué brujería miserable es esa? No recen, hablen con dios. Lo cual parece una brujería más elaborada. Lo único grave de hablar con dios viene al creer que les contesta. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para asustarnos. Y para condenarnos. Su especialidad como buen padre. Para condenarnos al parejo, porque todos, sin escape, estamos condenados de manera original por nuestro padre dios. Si todos somos hijos de nuestro padre dios, imaginen cómo estará la madre. Pero no la imaginen en sus perversiones. Las de ustedes, no las de la madre. Definitivamente salieron a su padre dios. Y ya imagino por qué parte de su padre dios salieron. Por su semblante recto. Hechos a su imagen y semejanza. Esa semejanza explica su hipocresía de pararse en la iglesia, después de todos los pecados cometidos. Además de que dicha semejanza debiera explicar su sordera y sus jorobas. Sus tumores, prótesis, el labio leporino, las cataratas, el tartamudeo, la miopía, el paño y la calvicie. Y su hipocresía de pararse en la iglesia después de todos los pecados cometidos. ¿Qué mayor hipocresía hay que engendrar un hijo y no hacerse responsable? Jamás nos dio la cara ni explicaciones. Igual que ustedes por todos los pecados cometidos. Abandonó aquí a su hijo, que prometió regresar y todavía no regresa. Ni regresará, nadie regresaría. Se asomó y no se le vio tan mala cara desde que le ensartamos en la cruz. En ese momento, cuando lo ensartamos en la cruz, ya se le puede llamar Jesús o Cristo, o Cristo Jesús o Jesucristo. No importa, lo que importa es que su padre, de Cristo, no de ustedes, que es el mismo y no, no nos abandonó. Quede claro, no hablamos del padre paloma ni del padre postizo, sino del padre dios o dios padre. Ese no nos abandonó porque jamás vino. Según porque es omnipresente. Le gusta presenciar. Vouyer. Tampoco los feligreses exigen mucho su regreso, seguramente por miedo a la condena. Pero no solo los feligreses, los religiosos también tememos. Cómo Judas en el hoyo. Porque hoy, en el ambiente religioso, se terminaron las buenas cosechas. Lo robaron todo, no queda nada decente. En la periferia. En el vaticano continúa la orgía. Y si se termina empieza una nueva con sangre joven, a veces demasiado joven. Mas no soy yo quién para contárselos, ya lo leerán en los periódicos. Solo les aconsejo, si son párrocos, que no usen la frase dejad que los niños se acerquen a mi. Y si ya lo hicieron arrepiéntanse. De los arrepentidos está lleno el reino de los cielos. Los religiosos, nos arrepentimos. De no estar en el Vaticano. Y de muchas otras cosas de las que no estamos seguros. Como de que dios es amor. ¿No será dios es tumor? ¿O dios es humor? Tampoco estoy del todo seguro que el final de los tiempos sea de día. Posiblemente sea de noche. Lo que sí, ese día serán juzgados los muertos. Que van a revivir. Para ser juzgados de día, o de noche. Por todos los pecados que han cometido. Y que sacaron a imagen y semejanza de dios. Que los juzgará por lo que vienen siendo sus propios pecados. Tal vez nos perdone por eso, porque no juzguéis que serás juzgado. Aprendan a no juzgar a dios si no quieren ser juzgados un día. O una noche. Que no tiene fecha cierta, siendo, tal vez, la noche, del día, de los muertos vivientes. No traten de entender esto, los designios de dios son misteriosos. No hay certeza, ni siquiera de si nos abandonó o simplemente se divierte al vernos. Hay quién dice ver su mano a diario. En la cara del verraco, en la licuefacción, en la incineración espontánea. De la pareidolia viene la misericordia. Por eso hay tanto arrepentido en el cielo. Si ustedes se arrepienten a tiempo, y los veré entonces por allá en el reino de los cielos, mejor será no arrepentirme. Uno diría que el infierno se prefiere por su clima antes que por su compañía. Aunque pensando que el infierno está lleno de mujeres que no son vírgenes y no se arrepienten de eso, se duda si será tan mala la compañía. Discernimiento y ambivalencia. Cómo la de la mosca, que dios vio muy triste, mucho muy triste en los sepelios. Y al mismo tiempo muy alegre, por el festín que iba a darse de los muertos putrefactos. Mosca antropófaga, como su dios, y cada uno de nosotros en la eucaristía, al comer su cuerpo y beber su sangre. Si hemos de comer su cuerpo yo pido las vísceras bien doradas. Nada de obleas. ¿No será dios un vampiro? Algo de vampiro ha de tener, por eso de beber sangre, cómo cada uno de nosotros en la eucaristía. Todo se reduce a discernimiento y ambivalencia, agárrenle el modo, arrepiéntanse a tiempo y utilicen lo menos el libre albedrio, ahí está la trampa. Salvándose únicamente quién entienda la siguiente máxima: lo importante de la misa es que la canasta de las limosnas no caiga en manos de los limosneros.

 


Salvador Flores (Schava). Egresado de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, de la carrera de Filosofía. Colaborador constante en la editorial La Sombra de Prometeo, ha publicado en algunas revistas electrónicas como Los de abajo y Marabunta. Actualmente, junto a Eduardo Ruiz, lleva a cabo un proyecto de experimentos de creación literaria bajo el nombre Carne de Hiena.

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