Un señor fue al Palacio Salvo; ascendió por la escalera, bajó por el aire. Allá quedó contra el asfalto. Se formó una rueda de curiosos. Gente, agentes y mujeres. Un perro moviendo la cola. Las preguntas abundaron: ¿crimen, accidente, suicidio? Cuando fueron las autoridades al altillo de la casa donde vivía, pues una señora lo identificó como su vecino de la calle Arequita, en la mesita de luz encontraron un sobre cerrado. El juez pidió que lo abrieran y sacaron un papelito donde se leía claramente: me caí.
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Qué bueno que te haya gustado. El escritor murió hace un tiempo y su sobrina se contactó con nosotros para publicar este texto que también salió en el periódico cuando él murió.
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