Ajusto el asiento para bebé
en el asiento trasero del coche.
Cruzo el cinturón,
lo engancho
y apoyo la rodilla
para que no se mueva
más de dos centímetros.
Me subo al coche,
lo enciendo
y conduzco.
Cualquiera pensaría
que soy mueca de húmeda ansia
si llevara un asiento para bebé
en el asiento trasero del coche
y no tuviera bebé para cuidar.
Por eso
perfumo el hábito,
llegar a tiempo por el niño.
Al lado del moreno
está mi güerito,
la occidentalización de las preferencias,
tragando una voluta de aire
de cereza,
con el iris empañado
de recuerdos cortos
y un rostro obvio.
Lo saludo,
lo tomo de la mano
y lo llevo conmigo.
Lo acomodo en el asiento para bebé
en el asiento trasero del coche.
Y conduzco.
Por el retrovisor:
el pato del lago
no tiene más qué comer,
ella sujeta una burbuja para siempre.
Mauricio Neblina. (Ciudad de México, 1993) Estudió Ciencias de la Comunicación. Actualmente cursa el Diplomado de Creación Literaria en el Centro Horizontal y es más inservible que nunca por ser escritor, poeta, community manager y reggaetonero por las noches. Ha colaborado en diversas publicaciones web e impresas.