Microrrelatos | En el país de Nunca jamás otra vez, por Stivaleit Guerrero

Tamales corporation

Don Agustín, con la alegría que lo caracteriza cada día, se planta en la esquina de la Torre Mayor a las nueve de la mañana. Para esa hora los hombres y mujeres de negocios ya están sentados frente a sus escritorios en el piso cuarenta y ocho. El Don observa los zapatos y la ropa de los que entran a esa gran construcción. Piensa que no lavan sus prendas, que solo compran.

A las doce se acerca a uno de esos hombres en traje y le dice: “cómpreme unas hojas de tamal, porque no he vendido nada en todo lo que va del día”. El hombre en saco le echa un vistazo, frunce el ceño y se aleja. Don Agustín, con la alegría que lo caracteriza cada día, le recuerda a su madre desde la ventana de su mente. Entonces nota que el entrajeado lo llama desde la otra esquina.

“Ella es Juanita”, dice el negociante. “Juanita vende tamales desde las cinco. Ya se le terminaron por hoy y regresa mañana. ¿No le quiere vender sus hojas de tamal?”. Don Agustín siente calientes las orejas. Nunca había mirado hacia esa esquina, porque la esquina que le causaba más atracción era la otra: la de los exitosos que subían al piso cuarenta y ocho, y ahí se mantenían.

 

Miércoles

“¡Los niños no deberían pedir limosna en el metro!”, discute un muchacho millennial en medio de un selecto grupo de críticos de la sociedad, mientras bebe un trago de su cerveza Pilsner y golpea, indignado, la mesa del restaurante-bar más popular en Regina.

 

La nueva ley de discriminación de basura

Julio 2017. En medio de la atiborrada Alameda central, donde ya sabemos que nadie se atreve realmente a mirar, un globo amarillo flota. Pasa al lado de la chica ególatra que se refleja en el agua de la fuente de Neptuno. Roza el hombro del padre de familia que sabrosea a una mujer que no es su esposa. Choca contra la pareja que se besa. Sigiloso, intenta no golpear a ninguna otra persona, aunque quisiera. Ya ni a los niños les interesa. Entonces comienza a ascender. Sube de a poco, porque tiene miedo. Y cuando por fin se encuentra en lo alto del cielo, siente un picor del lado derecho y se desinfla. Mientras cae piensa tembloroso en la nueva ley de discriminación de basura. ¡Si tan sólo alguien hubiese sostenido su hilo…!

 


Stivaleit Guerrero. Nómada, poeta y narradora, nació el 6 de octubre de 1990 en un pequeño pueblo de Tabasco. Obtuvo mención honorífica en el Premio de cuento breve Julio Torri 2014, primer lugar del Concurso de Ensayo Ágora del Tecnológico de Monterrey 2012 y segundo lugar en poesía del XXVI Concurso de Creación literaria del Tecnológico de Monterrey 2012.
Ha colaborado con revistas literarias digitales e impresas como Lee+ (Revista de la editorial Gandhi), Suplemento Chirimbolo, La liebre de fuego, Kaleido, Enchiridion, Espora, Nocturnario, Monolito, Bitácora de Vuelos, Rojo Siena y Tierra Adentro. Ha sido incluida en la Antología de Poesía Española Y lo demás es silencio II de Chiado editorial. En el 2016 publicó su primer libro de poesía titulado My Jam (de la misma editorial).

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