Entre dioses, héroes y monstruos | Las criaturas mágicas, bestias fantásticas y monstruos; la fauna maravillosa mítica, por Luis Arturo Serna

Un primer acercamiento a la fauna mágica de un panteón mitológico no permite distinguir entre la diversidad de entidades fantásticas que este puede (o no) poseer, debido a que las principales diferencias en las cosmovisiones son (sin considerar a los seres humanos) entre dioses, héroes y monstruos, y se cataloga en este último a todas las criaturas maravillosas; ¿de verdad tiene que ser así?

Esto no es repetido entre todos los panteones, claro. Ejemplos en los que hay una clasificación más detallada están en el panteón japonés, que diferencia entre los yokai (entidades con características físicas ferales que, con poca o casi nula racionalidad, buscan saciar sus necesidades básicas, como la alimentación) y las yurei (entidades principalmente antropomorfas, de carácter espectral, que siguen un hilo claro de racionalidad, en la que la venganza es el motor para que actúen como actúan, valiéndose de trampas y juegos para cumplir su objetivo); en el panteón egipcio, que diferencia entre monstruos (criaturas de características animalísticas que carecen de razón y solo actúan para saciar sus necesidades básicas o las de un amo) y demonios (seres antropomorfos con uso claro de racionalidad, generadores de caos entre la humanidad); incluso en la cosmovisión cristiana hay una diferencia entre dichas entidades[1]; aunque esta no sea del todo clara, tienen bien diferenciados a las criaturas de marabilia (criaturas de carácter fantástico[2]) de los demonios (entidades de carácter principalmente caótico, que únicamente se ven movidos por el simple hecho de causar un mal[3]).

En muchos imaginarios mitológicos hay una clara diferencia en la fauna fantástica (similar a la de los panteones mencionados), en la que podemos distinguir a la fauna en entidades con uso amplio de racionalidad, entidades que solamente buscan saciar necesidades básicas animalísticas, y entidades que, fuera de la búsqueda de saciar una necesidad, solo realizan actos destructivos sin ninguna justificación evidente. Al igual que los panteones mencionados, planteo una clasificación atendiendo los patrones particulares con que se presentan las entidades fantásticas en sus cosmovisiones. La clasificación es la siguiente: criaturas mágicas, bestias fantásticas y monstruos.

Las primeras son entidades fantásticas con un grado claro de racionalidad, características físicas principalmente antropomórficas (sin rechazar aquellas que posean estas de forma reducida o casi nula), rasgos animalísticos secundarios (manos, piernas, ojos o boca de animales) y, a veces, habilidades transgresoras. No se reconoce a estas criaturas como entidades maléficas, únicamente tienen atribuidas características sobrehumanas. Respecto a esto Alfredo López Austin, en “La fauna maravillosa de Mesoamérica (una clasificación)”, nos explica que algunos seres extraordinarios son capaces de traspasar los límites entre el ecúmeno y el anecúmeno. Su cuerpo mismo constituye un punto de conexión entre lo real y lo mágico del universo (como es entendido en la cosmovisión nahua). Debido a esto, poseen atributos y habilidades más allá de lo humano (López Austin, 2013: 54-55).

Siguiendo con la clasificación, las bestias fantásticas son entidades que tienen, punto fundamental, características bestiales —principalmente animales con atributos divinos— y sus comportamientos son una respuesta a sus necesidades básicas (alimentarse, dormir, reproducirse). Las bestias fantásticas son muchas veces las responsables de fenómenos meteorológicos, estelares, de cosecha, etc. El movimiento se explica, declara López Austin (2013: 41), por la lucha constante entre fuerzas. En el principio del mundo, estas eras las potencias motoras. Solo se calmaban y adquirían forma equilibrada ya convertidas en bestias (conocidas en el contexto de la escritura).

Para concluir con la clasificación, a esos seres caóticos que solamente buscan destrucción y/o muerte sin ningún propósito claro[4] que no fuera el designio de los dioses[5] los nombramos monstruos. En su mayoría, tienen características antropomorfas y animalísticas fusionadas (esta fusión no es armoniosa, como en las criaturas mágicas). De solo poseer características antropomórficas, serán trasgresoras (cuerpos cadavéricos, órganos expuestos, piel putrefacta, etc.). Si exclusivamente poseen características animalísticas, estas serán de varios animales fusionados; además, son principalmente criaturas depredadoras (con garras, dientes, cuernos, púas, presencia de segregación de veneno y emisión de rugidos). En ocasiones se les nombra demonios, lo cual puede deberse a que estas criaturas —como los demonios— son entidades que se comportan caóticamente con el uso de la racionalidad.

Esta tan solo es una propuesta clasificatoria para nuestra comunidad lectora, espero que cuando se acerquen a la lectura de distintos mitos puedan hacerlo con esta clasificación en mente y puedan identificar rasgos más característicos de cada una de las piezas de la fauna mágica.

 

[1] De los cuales no me detendré a hablar de los muchos tipos de ángeles ya que estos no se diferencian por una clasificación, sino por una jerarquización.

[2] Que nosotros llamamos de esta forma desde nuestro contexto histórico, pues en su entorno, estas criaturas eran reales, tal como se aborda en el capítulo…

[3] Pero la diferencia se ve presente solamente en criaturas fantásticas y demonios.

[4] Es decir que no destruyen con la intención de saciar necesidades básicas como las bestias fantásticas o por uso de razón como las criaturas mágicas.

[5] Ya que pueden servir como mensajeros de los mismos, a lo que López Austin aclara: “Los dioses pueden ordenar el cumplimiento de sus designios a servidores animales” (51).

 


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Luis Arturo Serna Alarcón, alumno de la carrera de Lengua y Literatura Hispánicas de la UNAM, ha dado clases de Mitología universal en la Facultad de Filosofía y Letras; también, ha dado conferencias en preparatorias (hablando del inframundo mexica y temas relacionados) y fue ponente en el primer coloquio Expo anime-manga de la Universidad Iberoamericana. Actualmente, sigue dando las clases de Mitología.
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