Futuros radicales | Tu novia no es tóxica: apuntes sobre la responsabilidad afectiva en hombres

Desde hace unos años, las redes sociales han dejado el contenido en manos de sus usuarios. Una de esas esas redes sociales es Tik Tok, plataforma que se basa en hacer videos con diversas herramientas. Algunos resultan muy divertidos e interesantes, como el caso de Herly Rg, tik toker que realiza videos distorsionando su rostro para crear un personaje llamado Tomás, mismo que refleja gran parte de las conductas misóginas del hombre promedio en nuestra sociedad.

Pero ojalá todo fuese como los contenidos de Herly. Hace unas semanas me encontré con un compilado de videos de Tik Tok en YouTube con el nombre de “Tu novia la tóxica” y de inmediato me pareció interesante el título. El video rondaba los 5 minutos, en él se veían las reacciones de parejas, exclusivamente mujeres. ¿Reacciones de qué? Aquí viene lo interesante y eje central de este texto: los chicos simulaban recibir un audio de WhatsApp en el que una voz femenina preguntaba si seguía con su novia la tóxica o si ya le podía llamar, aparentando ser una amante o pareja fuera del pacto monogámico. Evidentemente se buscaba a toda costa que el audio fuera perfectamente claro y fuerte para que la chica pudiera escuchar y entonces el propósito del video se cumpla: evidenciar la histeria femenina.

La histeria femenina ha estado ligada al mito de que los hombres son más racionales y las mujeres más emocionales en diversas áreas, como las laborales, en donde se cree que una mujer no sería capaz de liderear una empresa por sus “arranques histéricos”, debido a las hormonas disparadas cada ciclo menstrual.

Esto ha sido explotado por la cultura pop, incluidas las redes sociales y plataformas digitales. Recordemos los videos producidos por Badabum en su sección “Exponiendo Infieles”. Si bien el caso de la infidelidad era compartido tanto por hombres como por mujeres, el espectáculo radicaba en el “show” y “escenas dramáticas” que realizaban las mujeres al enterarse de la infidelidad de su pareja mientras que los hombres se mostraban como sujetos más fríos y calculadores en la mayoría de las veces.

Tik Tok no es diferente. Exponer la reacción de sus parejas, que podemos llamar normal, de desconcierto al recibir el mensaje auditivo de otra mujer, se convierte en una reacción tóxica. ¿Quién es el tóxico al provocar estos desconciertos y además exponerlos en una plataforma pública y digital? ¿Acaso dicho acto no habla más de la toxicidad de nosotros más que de la de ellas?

Lo importante acá es estar atentos y tener una conciencia alerta de cómo esas prácticas, que parecen aisladas, terminan por naturalizar estos títulos de “novia tóxica”; lo que nos llevaría a que cualquier hombre pueda ejercer cualquier práctica de deslealtad a lo pactado o de violencia y ante la reacción de la pareja se le tache como “novia tóxica”. Esto no es nuevo. Pensemos, por ejemplo, en los motes como “mamá luchona”, que sirven para invisibilizar las paternidades ausentes e irresponsables, las cuales no son señaladas por los mismos varones, quienes, por cierto, fueron los inventores del mote de las mamás solteras. De la red social al offline.

Bell Hooks, afrofeminista estadounidense, dice que “La cultura pop es donde está la pedagogía, donde está sucediendo el aprendizaje”.  Y si hasta ahora la cultura pop nos ha enseñado que podemos ser misóginos, machistas y violentos sin ningún tipo de consecuencia además de humorística, ¿cómo esperamos que dichas prácticas no repercutan en la sociedad y en las mujeres como principales víctimas? Es una forma de perpetuar los actos patriarcales como sistema dominante. Y aquí cabe señalar que no se pretende decir que los hombres siempre serán victimarios y las mujeres víctimas, eso sería generalizar. Ambas personas en las relaciones responden a un sistema de posesión, de amor romántico y poco cuidado del otro/a.

Debemos estar pendientes de los mensajes que consumimos. La cultura pop tendrá como propósito elevar los estándares de sus contenidos; pues, si bien no están obligados, tampoco podemos seguir permitiendo contenidos que fomenten la violencia y el sometimiento de las mujeres. Herly nos enseña que se puede crear humor crítico sin sobajar, de manera digna, sobre todo plural y horizontal. Esos contenidos deben ser llevados a las relaciones sociales en general y, por supuesto, a las relaciones sexo-afectivas donde exista mayor igualdad, horizontalidad, escucha y cuidados mutuos, sin que los roles de género nos afecten. ¿Cómo nos afectan? En el sentido en el que el hombre debe tener múltiples parejas y ella debe comportarse histérica como reacción, por dar un solo ejemplo. La responsabilidad afectiva deberá pasar entonces por abandonar un sistema dominante y de sometimiento, dando pie a la construcción de actos de cuidado, de escucha, de autocrítica amorosa y de lealtad a lo pactado en un dialogo que esté abierto a las modificaciones constantes y progresivas, generando pedagogías del cuidado tanto en la cultura pop y redes sociales como en nuestras relaciones sexo-afectivas y sociales. La responsabilidad afectiva será, entonces, política, social y cultural.


Ángel Armenta estudió en la academia de arte y patrimonio cultural, se especializó en gestión cultural. Es periodista musical. Ama más al periodismo que a la música, aunque entendió que las palabras, antes que ser enunciados que podemos comprender, son sonidos que podemos disfrutar.

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