A la lista de héroes nacionales agreguemos a Adelita, la mujer que fuera pieza clave del movimiento armado encabezado por el general morelense Emiliano Zapata para exigir el justo reparto de las tierras y el derrocamiento del dictador Porfirio Díaz, figura compleja y de claroscuros para nuestra cultura e historia. La valentía de esta joven inspiró a otras muchas para salir de sus casas y servir en las brigadas de los ejércitos, otras fueron empujadas por las circunstancias (atrapadas en la leva o por acompañar a sus maridos); sin embargo, el resultado fue el mismo, pues se entregaron a la causa revolucionaria y lucharon prácticamente igual que los hombres.
Los libros de Historia señalan que la Revolución mexicana fue un conflicto armado iniciado el 20 de noviembre de 1910, también nos dan una nómina en la que casi figuran solo los hombres: generales, soldados de formación y otros que se hicieron en la bola; ¿las mujeres no participaron? Por la perspectiva que la Secretaría de Educación Pública da, pareciera que no, que estaban muy plácidas en sus casas entretenidas en actividades como el bordado y la cocina, mas esto no es así. Amén de los nombres conocidos porque son los que configuran el discurso oficial (las hermanas Carmen y Natalia Serdán, por ejemplo), se sabe que en la lucha armada también hubo participación femenina en todos los ámbitos: el campo de batalla, enfermería, conspiraciones, cocina y labores domésticas, docencia y periodismo.
Adelita es el nombre genérico dado a las valientes mujeres que fueron parte del conflicto armado, pero ¿de dónde surge? Las páginas de nuestra historia señalan a la joven chihuahuense Adela Velarde Pérez, nieta del general juarista Rafael Velarde, destacado militar en el combate contra el ejército francés, como el origen del término adelita. La información que hay sobre ella es poca, pero suficiente para admirar su valor. Nacida el 8 de septiembre de 1900 en Ciudad Juárez, se unió a las tropas revolucionarias a sus tempranos trece años de edad, prestando sus servicios de enfermera en el grupo liderado por Leonor Villegas de Magnon, presidenta de la Cruz Blanca; desde ese momento Adela compartió su nombre con las demás mujeres que se unieron al movimiento armado. Cabe aquí señalar que hubo dos grupos: las adelitas y las soldaderas. Las primeras eran aquellas que se dedicaban a labores de cuidado (enfermería, preparar los alimentos, lavar la ropa) y las segundas eran quienes, si era necesario, tomaban el fusil y se lanzaban al campo de batalla.
La joven desafió la voluntad de sus padres y rechazó la vida sin preocupaciones que su posición social le ofrecía para servir a los demás. Alentada por Leonor Villegas, se unió a las tropas y militó en la División del Norte. Quienes la conocieron la describen como risueña, delgada y bonita, por eso la llamaban con el diminutivo Adelita.
“Si Adelita se fuera con otro, la seguiría por tierra y por mar”, dice el famoso corrido que suena en todos lados durante la conmemoración de esta batalla. Una versión afirma que la letra fue compuesta por el sargento Antonio Gil del Río Armenta, gran amor de Adelita; el soldado fue herido en la batalla de Gómez Palacio, Durango, la más sangrienta de la gesta, y antes de morir le dijo a su amada que en la mochila encontraría un regalo: la letra del corrido. También se dice que el autor es Guadalupe Barajas Romero, puesto que sus familiares tienen la letra del corrido con su firma estampada; en este caso, no se sabe cuál podría ser la relación entre la Adelita real y la de la canción, pues no existe evidencia de que se conocieran. Tras la muerte de Antonio, Adelita continuó en la Revolución hasta la batalla de Zacatecas, después se trasladó a la Ciudad de México y trabajó como mecanógrafa en la administración de correos número uno y en 1941 fue reconocida como Veterana de la Revolución.
Una vez pasados los años convulsos y en pleno desencanto social por la enorme deuda no saldada por la Revolución (1965), Adelita contrajo matrimonio con el coronel Alfredo Villegas, personaje que también aparece en el corrido: “Que hasta el mismo coronel la respetaba”, viudo como ella. Murió el 4 de septiembre de 1971 en Texas, allá descansan sus restos.

Nancy Hernández García (Cuautla, Mor., 1990). Maestra en Letras Mexicanas, interesada en la literatura mexicana del siglo XX; escribe la columna “hojasueltas” de la revista digital Amarcafé y lee poesía en sus ratos libres. Ganó el Premio Bitácora de Vuelos 2018 en la categoría de Ensayo con el libro Palabra e imagen en Morirás lejos: Un acercamiento a José Emilio Pacheco, mismo que se acaba de publicar.
Recuerdo que en uno de mis viajes a México, algunas tardes me invitada a tomar café una artista de la canción, novia de Mario Moreno en su día. Elsa Maytorena era nieta de la Adelita y me quería dar mucha documentación para que yo escribiera esa historia. En aquellos momentos yo me dedicaba al cine y los espectáculos musicales y no a escribir. No acepté, pero hoy… si lo hubiera hecho
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¡Wow! Quizá todavía pueda hacerlo. ¡Saludos!
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Bueno, ahora tengo que escribir la versión infantil de mi novela y luego otro… ¿y después?… pues quién sabeeeee
Abrazo desde España, echo de menos volver a México a ver si pronto empiezan a abrir las ferias del libroç
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