Entramos en Monteavilé, la última ciudad rebelde, después de la medianoche. El fuego que dejamos atrás aún nos hacía cosquillas en la espalda y éramos prisioneros de la sed y del insomnio. Con los dientes apretados y los fusiles listos recorrimos callejuelas sigilosas y húmedas, pero la ciudad parecía despoblada.
La luna tomó su lugar en el cielo y huyeron las nubes. Entonces los vimos. Eran diez, quizá. No pude contarlos. Se movieron como los barcos en alta mar y desaparecieron detrás de los escombros en la plaza, cerca del árbol del mariscal. Recordé las palabras de nuestro comandante: “En tiempos de guerra, no hay lugar para armisticios ni supervivientes”.
Los rastreamos con el fuego. Primero, la iglesia: ardió como una madeja de aves muertas. Después, la glorieta del Cóndor. Rodeados y sin esperanza, alzaron las manos y se entregaron. Eran diez, los conté. Chicos descalzos, famélicos, amargados, huérfanos. Su armamento no era más que herrumbre y el coraje de la inocencia. El mayor confesó tener trece y el más chico, siete. No juraban fidelidad al Triunvirato ni eran facciosos del Batallón Sur. Eran simplemente niños.
Cavamos una fosa y espantamos a las aves. No queríamos testigos. Los fusilamos antes del alba. Alguien comió frutos muy maduros y yo encendí un cigarrillo.
Antes de marcharnos, el comandante se acercó al árbol del mariscal y leyó la inscripción. El líder del Batallón Sur lo había sembrado. Esta era su ciudad natal. En un juicio exprés y justo, el árbol fue condenado a muerte por traición. Lo talamos, en silencio, y quemamos sus ramas.
La revolución había triunfado. El mariscal lo perdió todo: su rebelión, sus hombres, su árbol, el fruto, y las diez semillas que arrojamos a la fosa.
Fernando Vérkell (Ciudad de Guatemala, 1989). Profesor. Dirige la revista digital El camaleón y escribe reseñas literarias para el medio centroamericano Casi literal. Sus relatos han aparecido en revistas y antologías hispanoamericanas. Ha publicado las colecciones de cuentos Nebulosa de un hombre que sueña (Mandrágora, 2014) y El sendero del árbol enjaulado (Tujaal Ediciones, 2019), y la novela Káplan (Loqueleo, 2020).
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