Olor a dolor (psicoanálisis)
El olor de su consultorio, de su apartamento,
Se ha convertido
En el olor de mi inconsciente
En el olor
De mi cerebro
Que va agarrando
Gotica por gotica
Pedacito por pedacito
Partes perdidas del yo
En el infinito de mi inconsciente.
Ese olor
A dulce
A ácido
Se ha convertido
En mi intento de agarrar
Con toda la fuerza
Recuerdos
Que se escurren
En el río inmenso
De mi imaginación.
Recuerdos
Que no sean inventados
Y que me ayuden a flotar
En el mar inmenso
De la realidad que habito.
Ese olor
Que no es mi dolor
Se ha vuelto
El intento desesperado
De agarrar mis dolores.
Sílabas
Desaparecer
de
sa
pa
re
cer
cinco sílabas.
-me-
seis.
Duchas
Agua
orín
babas
lágrimas.
Agua fría
orín caliente por mis piernas
lágrimas
babas.
Todo se revuelve
y me lo unto.
Me vuelvo babas
orín
lágrimas
agua.
La ducha ya no me limpia
ya no estoy limpia
no quiero estar limpia.
Soy líquidos
soy todo lo que sale de mi cuerpo.
Soy él
soy ellos.
Mis líquidos invaden el aire
y vuelvo a respirar la sangre.
Todo huele a sangre
a ellos
a mis líquidos.
Soy él
soy ellos
soy el padre
soy ella.
La petite mort
Hoy
leyendo una columna
apareció frente a mí
la frase
“los labios del corazón”.
Inmediatamente
vino a mí
la imagen de una vagina
abierta
en medio de un corazón,
un órgano mixto
que sostendría
el placer de los placeres.
No un corazón
como lo dibujamos
cuando hablamos del (des)amor,
sino,
más bien,
un corazón
de carne
viva
roja
de sangre.
Qué imagen extraña, la verdad.
No sé
de dónde viene esa relación
entre la vagina,
mi vagina,
y un corazón.
Un órgano abierto,
húmedo y sediento,
expectante,
deseante.
Un órgano
con la muerte en el centro.
El tiempo
se me desvanece en los pies.
Me sudan,
se ensucian,
dan solo tres pasos.
El encierro
trae de vuelta mis obsesiones.
Aparecen,
rasgan,
asfixian.
Llevo varios días pensando en la carne,
en la carne humana
roja
cruda.
Pienso
en sostener un corazón humano
en la palma de mi mano.
Pienso en apretarlo,
en morderlo,
en la sangre,
en los líquidos
derramándose.
Pienso en un huevo
cocido
aguado
sin cáscara.
Lo agarro
y puedo verlo todo por dentro.
Se siente pesado
líquido
baboso.
Pienso otra vez en ese poema
en salvarla
en lo viscoso de su piel.
Pienso en el tiempo
y vuelvo a dar tres pasos.

Luz Karime Santodomingo Orozco. Maestra en Liberal Studies (Humanidades) de The New School for Social Research, Nueva York, comunicadora social y periodista de la Universidad del Norte, Colombia. Editora, traductora y docente de escritura tanto en español como en inglés. Profesora de tiempo completo del Departamento de Español de la Universidad del Norte en Barranquilla. Es cofundadora del colectivo feminista Las Amazonas (@lasamazonascolectivo). Dentro de sus intereses se destacan la literatura, la filosofía y el erotismo.
totalmente impresionado…
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