Cuento | Monstruo, por Fanny Llamas

Hoy cumplo siete, ya soy grande, pero mi pantalón sigue siendo el de aliens verde. Hoy cumplo siete, me visto yo solo, los pantalones de mezclilla ya me aprietan, me lastiman mucho. Ya tengo siete, que es más que seis pero menos que ocho, ¿hasta cuándo tendré edad para dejar de jugar? Siempre llega y me despierta cada mañana con su boca babeante. Me llama y me pega su piel sudorosa, pero antes me sirve un plato de cereal.

—Para que crezcas y seas más alto que todos los demás, el mejor— me dice con un par de ojos negros y brillantes.

El monstruo tiene dos pies como los míos, unos brazos fuertes, unas piernas negras y llenas de pelo. Tiene una boca grande, muy grande; tiene cinco lunares en la panza, como todos los monstruos; y una mirada.

—Ven— me llama.

Sus uñas son largas, pero tiene cuidado al tomarme. Los pantalones me lastiman y el monstruo lo sabe. Me los baja con ambas manos, muy despacio para no herirme más.

—Vamos a jugar— me dice— ¿vamos?.

Digo que sí, pero no sé si quiero. Es nuestro juego favorito, eso dice siempre el monstruo.

—A las escondidas, quiero jugar a las escondidas.

El monstruo dice que sí, que me esconda entonces.Corro muy rápido, soy de los primeros en mi clase cuando se trata de correr. Le gano a Brandon y a Alan, le gano a Miguel y, a veces, hasta a Marina. En la escuela me escondo en el baño, detrás de las bancas o en la oficina de la maestra Tania. Nadie me encuentra nunca. También soy de los primeros de mi clase en eso de esconderme. En este lugar, no importa a donde elija ir, sé que nunca me escondo bien. Me encontrará en el baño, en el cuarto de papá, debajo de la cama o detrás de las puertas. El monstruo me encontrará a donde quiera que vaya.

Me escondo esta vez en el patio, detrás de la secadora. No sé por qué elegí este lugar, si es uno de los favoritos del monstruo. Mi corazón late y late, me está buscando. Se ríe, sabe dónde estoy, solo que no quiere encontrarme todavía. Le gusta jugar, tardarse, dice que eso le emociona, que se divierte más con el después. Me duele mi colita, aunque no tenga pantalones, mi bóxer me raspa porque estoy temblando. Ya se acerca, estoy seguro, y mi corazón late y late.

Me atrapa por la espalda, me levanta con sus manos pegajosas, quiere decir que ya empezará. No lo duda, me lleva saltando a mi habitación, me recuesta. Empiezo a llorar, pero me habla con sus boca babeante. Me besa para calmarme y me mira como queriéndome mucho.

—No te haré daño, nunca te lastimaría.—Me baja el bóxer. Lloro. El monstruo acaricia mi colita rosada—.Tan mía— no deja de repetir—,tan solo mía y de nadie más.

Me duele, pero me calma su mirada. El monstruo dice me conoce desde el día en que nací, sabe que tengo un lunar ahí, dice que le gusta. Me acurruca en sus pechos, dice que puedo jugar con ellos.

—Son tuyos, chúpalos.

Pero no sale nada, chupo y no sale nada. No quiero seguirlo haciendo, se da cuenta. El monstruo me mima porque nunca me obliga a hacer algo que no quiero seguir haciendo. Baja su rostro, ya no puedo ver sus ojos negros, su boca grande.

—Tu colita quiere ir ya a su casita, vamos a llevarla a su casita.

A mi hermana le gustan las muñecas, construye casitas con las almohadas y piscinas en el lavamanos. Yo quiero usar el lavamanos para jugar con el tiburón verde, pero tengo que ganarle antes de que meta sus juguetes, tengo que.

—Belinda quiere ir a su casita, vamos a llevarla a su casita— dice mi hermana riendo a veces también.

Quiero divertirme como ella, pero no puedo aunque me esfuerce. El monstruo abre su gran boca y lleva a mi colita a su casita. Me duele, me duele mucho, solo pienso en mi hermana, en su muñeca Belinda, en su risa y en las albercas del lavamanos. Conocí al monstruo hace muchos años, pero él me conoce desde siempre.

—Me perteneces, eres mío, de nadie más— me dice siempre.

Me hace esto hasta que a veces, empieza a sangrarme mi colita, sangra y sangra. Entonces llora. Por eso sé que este monstruo no es malo, porque llora. Los monstruos malos de las películas nunca lloran y por eso son malos.

A veces hasta llamo a mi madre.

—¡Mamá, mamá!grito.

—Una caricia de mamá—dice el monstruo.

—Mamá.—Nadie me escucha.

—Unos pellizcos cuando te portas mal—me repite una y otra vez.

A veces recuerdo a mamá, con sus ojos negros que me miraban, como queriéndome mucho, y sus lunares. La recuerdo de hace muchos años, no sé cuantos, despertándome por las mañanas, dándome un plato de cereal, la recuerdo como si fuera un sueño, de antes que llegara el monstruo. La recuerdo junto a mi hermana, leyéndonos cuentos antes de dormir, acercándonos a su seno, acariciándonos el cabello de forma graciosa.

Mi mamá me enseñó a contar: uno, dos, tres, cuatro, cinco. Sorprendí mucho a la maestra Tania en segundo grado de kínder. Fui de los primeros de mi clase en eso de contar. Mi mamá me enseñó a ser el primero, siempre el primero. La recuerdo muy bien, cuidó bien de mí y de mi hermana. Hace mucho que mamá se fue, no sé si algún día volverá, mientras tanto el monstruo cuida de mí. Pero es un monstruo bueno, lo sé, porque todas las mañanas me da un plato de cereal y cada noche al leerme un cuento me mira como queriéndome mucho, me acerca a su pecho y acaricia mi pelo lacio de forma graciosa.

Este monstruo no es malo, me lastima pero no puede ser malo, porque nunca me obliga a hacer nada que no quiero. Cuento sus cinco lunares, juega conmigo a nuestro juego favorito, me mima. Y además, llora. Los monstruos malos no lloran. “Un pellizco de mamá por aquí”, “unas caricias de mamá por allá”, “Chupa los senos, son tuyos, siempre lo han sido”. Repite y repite.


Fanny Llamas es una cuentista originaria de Puerto Vallarta Jalisco, que reside en la ciudad de Guadalajara. Colabora con la página web Fuera de Foco desde 2017, escribiendo sobre artículos sobre cine y animación. En el año 2019 fue publicada en la antología Relatos de Tierras Lejanas por Mandrágora Ediciones en venta en la FIL Guadalajara 2019. Participó en Al Amparo de Dávila (2020), antología de relatos que honra a la escritora zacatecana Amparo Dávila y presentada en Fóbica Fest 2020. En su canal de Youtube La Letra en Llamas, divulga sobre literatura y animación.

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