La mayoría de las películas que muestran relaciones LGBT+ que he visto no forman parte de mi contexto: no abordan otras problemáticas además de la relación romántica entre los personajes, tienen un desenlace que refleja únicamente la discriminación hacia la comunidad o no muestran otro tipo de diversidad fuera de la sexual. Sin embargo, últimamente he encontrado en el cine iberoamericano propuestas fascinantes con amores LGBT+ entre personajes muy diversos y entornos que presentan muchos más conflictos que los que se restringen al desarrollo de una relación. Por eso no digo que son películas con “temática LGBT+” porque me parece que son tan complejas que limitar la temática a un vínculo amoroso no les hace justicia para nada. Son películas que tratan, principalmente, sobre libertad, dignidad e identidad. En esta ocasión aprovecho este espacio para recomendar tres filmes: Elisa y Marcela, de España; Sueño en otro idioma, de México, y Hoy quiero volver solito, de Brasil. No hablaré de ellas desde una postura crítica, porque estoy lejísimos de tener los conocimientos necesarios para hacer crítica de cine, sino simplemente como una espectadora que disfrutó profundamente de verlas (y lloró tantito en todas).
Comenzaré por Elisa y Marcela (y no voy a hablar de aquella escena del pulpo, aviso), una película que muestra el ímpetu de dos mujeres por vivir su amor en libertad. Lo más fascinante de esta cinta es que está basada en la historia real de Elisa Sánchez y Marcela Gracia, dos jóvenes que, en 1901, en Galicia, lograron burlar a la iglesia y casarse, pues Elisa cambió su aspecto y se convirtió en Mario. Ojo, es importante separar lo que hizo Elisa para estar con Marcela de la comunidad trans: no lo hizo porque se identificara con el género masculino, sino porque era la única posibilidad que encontró para consumar su amor. En esta película se abordan temas que van más allá de la relación entre dos mujeres, pues también trata los abusos de la iglesia hacia las mujeres y la maternidad no deseada con el fin de conseguir la aprobación de una comunidad.
La película, dirigida por Isabel Coixet, se enfoca en la exigencia de libertad de ambas mujeres para poder vivir como han elegido vivir. La historia retrata a un par de jóvenes que se conocen en las aulas de un convento y que, tras convivir diariamente, se dan cuenta de que su relación escapaba a la definición de amistad. En su camino por vivir plenamente su amor se enfrentan, sobre todo, a un yugo social aplastante. La época, que abarca la transición entre el siglo XIX y el siglo XX, resultaba aún más turbia para las mujeres, pues el simple hecho de que decidieran conquistar su propia independencia ya suponía una lucha. Esta violencia de género se trasladaba a todos los ámbitos de la vida y, de hecho, Natalia de Molina, actriz que interpreta a Elisa, mencionó en una entrevista que incluso el vestuario que utilizaba para caracterizarse como Mario la hacía sentir más libre: “Era curiosa la libertad que sentía por simplemente verme como un chico, porque el vestuario de Elisa tenía capas y capas, y mucha presión y peso”. Esta cinta, por lo tanto, trata muchos temas más adicionales al amor de las protagonistas, pues se enfoca esencialmente en una búsqueda de libertad. Elisa y Marcela es una película original de Netflix, por lo que puedes verla a través de esa plataforma.
La siguiente película de la que quisiera escribir es Sueño en otro idioma. Ésta es una cinta que yo, como egresada de la carrera de Letras Hispánicas, disfruté de principio a fin, y aquí va la razón: la historia parte de un lingüista de nombre Martín que desea documentar la lengua zikril (que en realidad no existe, sino que fue creada especialmente para la película por el lingüista Francisco Félix Valdez), para lo cual viaja a un pueblo en el que habitan sus dos últimos hablantes, el problema es que su relación está quebrada y han pasado años sin que se dirijan la palabra. Para los amantes de la diversidad lingüística de México este filme es imprescindible, pues muestra fielmente parte de la labor de los lingüistas para la conservación de ésta. En su intento por reconciliar al par de ancianos que sobreviven como últimos hablantes del zikril, Isauro y Evaristo, Martín se dedica a indagar la razón por la que se enemistaron. Así el espectador descubre que entre ambos personajes existió un amor que, posteriormente, la imposición del catolicismo en su comunidad y las normas sociales que imperaban, les avergonzó.
Existen muchas riquezas en esta cinta dirigida por Ernesto Contreras, entre las que destacan la visibilidad de una relación homosexual en un pueblo indígena y la irrupción de dogmas católicos en éste. El carácter de los dos protagonistas de Sueño en otro idioma es fundamental para entender la relación entre ellos, regida por un miedo a encarar las normas de su comunidad y una frustración, por parte de uno de ellos, por encajar en el modelo planteado para los varones de su contexto. Es una película compleja porque entrelaza esta relación con la importancia de la conservación de las lenguas indígenas, no a manera de documentación histórica, sino a partir de su vitalidad, para comprender emociones, formas de vida y maneras de relacionarse con su entorno por parte de sus hablantes. Además, tiene unas pinceladas de realismo mágico, ingrediente muy latinoamericano, para erigir la historia de un pueblo. Puedes ver esta película en Amazon Prime o comprarla en YouTube.
Por último, voy a escribir sobre una película brasileña enternecedora y que, cuando la vi, de inmediato entró en mi lista de películas favoritas (fácilmente llegó al top 5, pues), Hoy quiero volver solito, del director Daniel Ribeiro. Esta cinta tuvo su origen en un cortometraje casi igual de conmovedor que se titula, paradójicamente, No quiero volver solito. Mi recomendación es que veas primero el largometraje para que te adentres en esta historia sin conocer previamente los detalles de su desenlace. Me atrevo a decir que entre las tres películas de las que escribo aquí, Hoy quiero volver solito es la que menos gira en torno a la relación amorosa de sus protagonistas. Ésta es esencialmente la historia de un adolescente en busca de su independencia y de experimentar el amor por primera vez. En pocas palabras: aborda los temas más universales de las películas sobre adolescentes y eso es precisamente lo que distingue a esta película de otras protagonizadas por parejas LGBT+. Ahondaré mucho más en la trama, no te preocupes, sólo quería hacer énfasis en que de eso es lo que trata esta cinta.
El protagonista, Leonardo, es un chico ciego cuya mejor amiga, Giovana, lo conoce desde la infancia e incluso lo acompaña a su casa todos los días al salir de clases. Como cualquier par de amigos adolescentes, Leonardo y Giovana pasan los días conversando sobre enamoramientos y objetivos de vida. A su escuela llega un nuevo alumno, Gabriel, que poco a poco se convierte en un compañero inseparable para Leonardo. Si bien esta película muestra los obstáculos a los que se enfrenta Leonardo por ser ciego, sobre todo a unos padres a quienes él considera sobreprotectores, así como a los comentarios de compañeros poco empáticos hacia él, y hacia Gabriel por auxiliarlo en sus actividades, la historia tiene como eje ese deseo de conocernos a nosotros mismos que todos experimentamos en la adolescencia. De hecho, es una cinta tan adolescente que entre los personajes surgen malentendidos propios de una edad en la que es muy complicado decir las cosas de frente o expresar con claridad los sentimientos. Sin embargo, el amor en esta película surge de manera tan espontánea y natural que no parece atentar contra ninguna norma establecida. No es un amor que tenga que sobreponerse a un dogma religioso ni a la desaprobación de algún familiar o amigo. Es un amor que simplemente es. Para mí, esta película es la representación ideal de la frase “amor es amor”, pues ni siquiera se basa en apariencias físicas, simplemente en el vínculo que se forma entre dos personas que se sienten bien al estar juntas. Como dije al principio de este texto, estoy muy lejos de saber algo de realización cinematográfica como para emitir una crítica, pero percibo entre Ghilherme Lobo y Fabio Audi, los actores que dan vida a Leonardo y a Gabriel, una química hermosa que pocas veces he visto en una película de amor de cualquier tipo. Un par de almas caritativas subieron tanto la película completa como el cortometraje, subtitulados al español, a YouTube, así que basta con que teclees “Hoy quiero volver solito” para que te encuentres con ambos disponibles para ver gratis.
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