A Félix
Reconozco el centro de tu mano
paisaje transformado con el tiempo,
escarpado.
Tú creías dar forma a la madera
pero sus largas tiras moldearon tu palma
al compás de una jarana
en mañanas soleadas de café y olor a barniz.
En el fondo de tu mano
se ahogaron mis obsesiones;
de él brotaron caudales de almíbar
y también ahí cayeron
una a una
lágrimas del adiós.
Runas, lunas, brumas
todo lo hallé en el centro de tu mano;
áspero tacto,
cálido refugio,
música antigua.
El centro de tu mano
ahora lleva una herida purpúrea
que pulsa y duele.
Quisiera poder sanarla
y retornar a ese hábitat,
plácida, liviana
como quien se sumerge en un río
una tarde de verano.
Mariana Viveros Ventura (Xalapa, Ver., 1986). Egresada de la Facultad de Teatro UV. Es correctora de estilo y redactora independiente. Ha publicado poema, nota, reseña y cuento en medios digitales e impresos de México, Chile, Cuba y España.