
Páginas: 250
Editorial: Minotauro
Publicación: 2021
“La intención de estos textos es recordarle al resto del mundo, a ese punto azul pálido casi perdido en un inmenso mar de estrellas, que en Latinoamérica también escribimos ciencia ficción.”
Abro con el colofón porque quiero poner el reluciente reflector sobre el título; valga el cierre de los ciclos. El Tercer Mundo Después del Sol (2021, Minotauro) es un título que fusiona el concepto sociopolítico de “el tercer mundo” con la ubicación en el sistema solar de nuestro pequeño planeta azul. Astronomía soldada a la identidad, podríamos decir. Y justo, en este ingenio de encontrar duplicidades se resume el núcleo que alimenta esta antología y la impulsa como propulsor de cohete a ir más allá: aquí hallaremos 14 relatos por renombrados escritores latinoamericanos, quienes ahondarán en este género que la crítica u la opinión pública no han dejado de maltratar. A cambio, esta antología editada por Minotauro los va a zarandear.
* Mete una moneda en su alcancía punitiva de las rimas que nadie pidió*
Ahora bien, yo sé que el punto de venta es la ciencia ficción, pero varios relatos se decantan más por la fantasía y el new weird. Estos son los 3 ejes de género que pude identificar, pero vale mencionar que hay de todos los moles; porque si cada cabeza es un mundo, en estas 14 cabezas la cifra de universos se eleva exponencialmente.
El cuento que nos recibe, ‘La Conquista Mágica de América’, del chileno Jorge Baradit, descorre el telón ante un escenario conocido, pero con un girito de tuerca: los magos y brujos de Europa descubrieron la existencia del nuevo mundo mucho antes y ponen un hechizo en marcha para debilitarlo a nivel espiritual; para allanar el camino de los invasores. Y así, al derrotar previamente a los grandes chamanes y sacerdotes, nace América: bajo el yugo de un ataque pero con la promesa de liberarse. Esta magia precolombina me presentó al espíritu de la antología y desde ahí me lancé de corrido.
En ‘Éxodo X’, Luis Barragán nos presenta el éxodo de quienes no solo dejan su país detrás, sino también su apariencia, prejuicios y memorias. Meterse en los zapatos de alguien —o transformarse en algo nuevo— adquiere un significado diametralmente distinto. ¿Qué es la identidad en un mundo donde todos están mudando de piel y migrando?
El uruguayo Ramiro Sanchiz describe el aura mística de Lima, donde un domo legado por la ancestral magia inca hiere la vista pero también la conciencia. Su destrucción vaticinada es su única promesa. ‘Fractura’ es bastante weird, juega con los recuerdos y el fluir del tiempo; no será el único de los cuentos que lo haga.
Giovanna Rivero, por otro lado, se estira más hacia la fantasía en una historia de fantasmas. ‘Other Voices’ es narrada por una chica que muere en un atentado terrorista en Nueva York y, antes de partir, reflexiona sobre toda su vida —y el misterio que su novio le guardaba— sin dejar de desear la absolución.
Gabriela Damián pule sus conocimientos de biología y nos lleva en un trayecto eco-friendly donde una simple triquiñuela de hongos alucinógenos los pone, a ella y a sus amigos, en contacto con los saberes ancestrales. Les revela las verdades del alma, la conciencia colectiva y el tiempo; traduce la existencia del luto. ‘La Sincronía del Tacto’ es un título bellísimo; un emborronamiento de distancias. No solo mexicanas.
“No es culpa de la naturaleza ser inmensurable. Es culpa nuestra querer limitarla solo a lo que se puede medir, concluyó una investigadora.”
‘Constelación Nostagia’, por el peruano Juan Manuel Robles, es el texto más largo y, si mi investigación de chismes en Goodreads puede contar como método cualitativo, uno de los favoritos del público. Dilemas morales de la memoria. Olvidos. Guerras. Un sniper que, creemos, es piloto de una nave espacial en una misión desconocida y, mientras lucha contra la náusea, recuerda historias pasadas de un gran amor. Los conceptos técnicos y neurológicos aquí se funden con la historia de un crimen, de una incógnita, y de nuevo, de una absolución.
‘Khatakali’, de la cubana Elaine Bilar, es uno de mis favoritos; un broche de oro perfecto para el cierre del libro. (Nótese que les estoy hablando en desorden de los cuentos para conservar algo del factor de la sorpresa). En este cuento, el saber mágico, la condena al linaje por un evento catastrófico —que se asemeja a la radiación—, y la separación injusta de una sociedad en castas lleva hacia ciudades malditas pero prometidas: las Factorías. Khatakali será nuestra guía.
‘Un hombre en mi cama’, de la ecuatoriana Solange Rodríguez Pappe, tiende más hacia lo weird también, pues su protagonista gusta de mirar a la gente dormida mediante webcams, en una experiencia colectiva que difumina las barreras entre sueño y realidad. Además, su hermana se casa con una acacia en una protesta ecológica. Todo un viaje, se le mire por donde se le mire.
Me guardaré el resto de mi mano de póker, esperando haber metido suficiente cizaña —¿o más bien suspenso?— para que el lector no pueda batallar contra la tentación. 14 relatos, 14 autores, pero no todos los países de América Latina: en vez de tomarlo como una afrenta lo veo como una invitación. Y es que en esta edición de alta calidad las biografías, pequeños epílogos y hasta la contundente portada hacen imposible que se nos escape esta declaración: en América Latina se escribe ciencia ficción.
Esta emparenta las realidades y tradiciones de la región y sus historias con los ‘cánones’ que tiene el género; casi siempre blancos, casi siempre anglosajones, pero en vez de atacarlos a cornadas (o tergiversando con la excusa del doblez a historias famosas del género) nos toma de la mano y dice: por aquí. En esta antología no hay ciencia ficción como a la que estaba habituada, por lo que ante cada nuevo revés de concepto —o volteo de tortilla podría decirse— mi mente se debía pelar, desenroscar, desplegar como alas o como pétalos. Fue todo un proceso. Pero el hecho es que ya vemos más allá del encasillamiento en máquinas del tiempo, pistolas de rayos, naves espaciales y hombrecitos verdes, del término ‘periferia’. Mafalda bien lo sabía cuando volteó el mapa del mundo y Argentina quedaba arriba. En El Tercer Mundo Después del Sol no hay solo apuesta por conceptos y fondo sino también por la experimentación de la forma: el cuento de Alberto Chimal es ejemplo de ello.
“América es una acumulación rizomática caótica de una gran belleza estética. Nada se ha ido, todo sigue acá, revolcándose como serpientes en celo, dando forma a un futuropasado permanente, un agujero luminoso y alucinado del que no puede salir, la gran olla donde se cocina el mestizo andrógino que algún día parirá el territorio.”
¿Qué meta final se puede delinear en el horizonte-colofón de este libro? Que hay decenas de promesas más y estos catorce autores son verdaderos pioneros; desmantelan patentes para crear universos propios, como explica Bastidas en el prólogo. Que debemos dejar de entender la realidad latinoamericana como un subdesarrollo —donde no se puede hablar de tecnología de punta, cohetes, factorías y artefactos porque dizque aquí no se hace eso, porque nomás no se nos quita lo acomplejado— y empezar a verla como germinación inminente de posibilidades narrativas. Que estamos listos para despegar, a la catorceava potencia.

Alicia Maya Mares (Ciudad de México, 1996) es graduada del 12º Máster en Creación Literaria de la Universidad Pompeu Fabra. Ha publicado en la sección “Piensa Joven” del Heraldo de México, en las revistas digitales Carruaje de Pájaros, Colofón, Origami y Efecto Antabus, y le lee esta columna a sus cuatro gatos. Creció al lado de un árbol de jacarandá y todas las noches sueña con música, pero nunca puede transcribirla.