David Dephy es un poeta, poliglota y novelista georgiano – estadounidense. Vive en Nueva York. Fue ganador del Premio Finalista en el Concurso Nacional American Book Fest 2020, del Premio Spill words Press Poetry Award 2019 y del Premio Literario Adelaide 2019/2020 en la categoría de Mejor Poema. Ha sido nombrado como A Literature Luminary (La luminaria literaria) por Bowery Poetry, The Stellar Poet (El poeta estelar) por Voices of poetry, The incomparable poet (El poeta incomparable) por Statorec y A Brilliant Grace (La gracia brillante) por Headline Poetry & Press.
Sus obras han sido publicadas y antologizadas en Estados Unidos, Reino Unido y en numerosas revistas literarias, revistas y editoriales internacionales. Es autor de quince libros de poesía en idioma georgiano, de ocho novelas y de tres álbumes de audio-poesía.
Es artista multimedia y ha participado activamente en escenas artísticas y de poesía nacionales e internacionales como PEN World Voices, 92Y Poetry Center, Voices of Poetry, Brownstone Poets, Lit Balm, Spectrum Reading Series, Long Island Poetry Listings, New York Public Library, Starr Bar Poetry Series, Poets in Nassau, Poets in Massachusetts, Columbia University – School of the Arts in the City of New York, Great Weather for Media in New York City, New York City Voices, Bowery Poetry Club, entre otros.
Buenas noticias
tengo buenas noticias
¡saldremos vivos de aquí!
lo que ha de pasar, pasará en su tiempo
nada es tu culpa, no hay culpa en absoluto
pero vive en el misterio del perdón
todos aguardan por un milagro
los milagros pasan si confías en ti
mi dulce amigo
nada sucede cuando no hablamos
y aunque mi fe perezca
y descienda en el camino
y la desolación me arrope
nada significa la distancia para el amor
lo repito, saldremos vivos de aquí
lo que no ha pasado, sucederá en su tiempo
no persigas tu destino o el nuestro
no hay destino en absoluto
sólo decisiones en los siglos del ruido
en el impulso mortal
por ahora, escúchame
saldremos vivos de aquí
La luna nueva
busca una salida
anclan los ojos al amanecer
que inunda desde lo lejos
arraiga las palmas a la tierra
en las venas, un canal de luz
loco quien
perdido en la oscuridad
teme a la noche
pero la luna nueva ilumina
los arcanos caminos
sabe quién eres
encarna tu respiración
marca los derroteros
enciende la emoción
el placer de la soledad invade
en la negrura
sincérate contigo mismo y con la luna
sigue el palpito
piérdete en el silencio
confía en su flujo
ella conoce a tu enemigo
no esperes a que te pidan la opinión
pronúnciala y asume las consecuencias
lo dicho bajo la luna nueva
jamás tocará el olvido
Sobre Nueva York, un pájaro
en cada respiración se aproxima el cielo
todo hallé cuando me hallé a mí mismo
para el mundo, soy suficiente
las ráfagas de aire invaden la Tierra
cada una a su manera, traen belleza al mundo
son suficientes como son
me alejo del nido, voy directo al corazón
el viento me inunda, no hay fronteras
madre cielo, en tus brazos me prendo
desnudo, libre y sereno
la extrañeza me embarga al mirar el cielo
un silencio dorado colma las expectativas
creo que puedo alzar el vuelo
el árbol guarda el mapa, los tesoros escondidos
sin embargo, busco el cielo donde la gaviota
corretea la brisa y llora riendo
donde el alba cura y el silencio revela
los misterios de la alta constelación
En soledad
hace muchos años
sentí la extraña brisa de la alegría
por primera vez, sentí mi presencia
algo complicado de explicar
sin embargo, ahora
de pie, en la calle Delancey
en el Lower East Side de Nueva York en Manhattan
observo a una madre con su hijo
los trazos del horizonte encima de ellos
la premonición de la alegría
dirigiendo nuestra atención justo aquí
el espíritu del futuro intentando
manifestarse en los corazones
dijeron que nuestro adversario nunca se retira
carece de humana sensibilidad ¡falso!
ya lo hizo y vuelve a retirarse
dijeron que era imposible luchar solos ¡falso!
si anhelas el triunfo, debes estar solo
la batalla no es entre armas, sino en soledad
aún siento aquella brisa lejana
leo tus mensajes en mi IPhone
espero un milagro antes del amanecer
espero las buenas nuevas del otro lado del retiro
donde no somos viejos ni lúgubres y somos libres
donde la rotación de la Tierra alrededor de la estrella
todavía es la misma
Una historia del cielo
las estrellas observaban, los rodeaba la noche
al escapar del ruido, viendo los negros garabatos, leemos entre líneas
tan lejos están las estrellas de la tierra y, todavía, brillan
si una historia del cielo fuera cierta, ¿me convertiría en creyente?
dijo
sólo podemos ir con amor en esta vida
le respondió
la luna se hundía bajo el puente Queensboro
pensó en todas las ideas aún no realizadas
y las que dejaron inconclusas
él la besó
el tiempo pasa como pasa el tiempo
pensó
tanto detrás de nosotros
le susurró al oído
aún hay tanto por hacer, lo que dejamos atrás se hunde con la luna
añadió y la besó de nuevo
entonces, una lejana estrella se apresuró en el cielo nocturno

María Del Castillo Sucerquia (Barranquilla, Colombia 1997) es una poeta bilingüe, escritora, tutora, médica oriental (Neijing, España) y traductora (francés, inglés, italiano, portugués, griego, árabe, español y alemán). Colabora como traductora y columnista en las revistas Vive Afro (Colombia), Altazor (Chile), Cronopio (Colombia), El Golem (México), Cardenal (México), Poesía UC (Venezuela) y Revista Digital de Artistas (México).