El día que murió mi abuelo
El día que murió mi abuelo
mi madre me dio una paliza.
Han pasado casi cuarenta años
y sigo sin ver relación alguna
pero ella parecía convencida.
El día que murió mi madre
llevaba diez años sin verla
y aunque sabía dónde y cuándo
era el entierro
no pude ir:
tenía que hacer la compra, lavar el coche
y limpiar la casa.
¿No ves la relación?
Es el mercado, amigo.
Francotirador
Todo irá bien mientras siga sonado el despertador cada mañana
aunque las cucarachas se peguen a los restos de aceite
y las hormigas asalten el trapo de cocina mal doblado.
3 nigerianos hablan a gritos en el parque
3 pastillas para regular el ánimo
3 infusiones para dormir cada noche
……………………………………….(valeriana, tila y hierba luisa).
…………………………………………También
3 motivos para estar orgulloso:
………………..ya no tengo alcohol en casa
………………..mis tazas no dicen gilipolleces
y…………….. camino dos horas todas las tardes.
Pero tengo una voz en la mente
que recuerda sin mi permiso
y sabe que a cada paso que daba
millones de universos se desvanecían.
Afortunadamente aquí
no se venden armas en los supermercados
porque creo que sólo podría apagar
el eco de esas voces
subiéndome a la azotea
y disparando a todos y cada uno
de los imbéciles
que siguen bailando swing en la calle.
Mejor será bajar la persiana y esperar
sudando sobre un colchó sin sábanas
odio sobre lienzo
que las pastillas y las hierbas
obren su magia
y aceleren el tiempo.
La ceniza de los días
Vuelvo de servir unos cafés
y encuentro una oruga de ceniza
sujetando a duras penas
el filtro sin marcas
al borde del cenicero.
No ha dejado su aspereza en mi garganta.
No ha vertido el poso en mis pulmones.
Su esencia se ha perdido
entre el olor del molinillo de café
y la corriente de aire acondicionado.
Sólo queda entonces
encender otro y cruzar los dedos
para que, esta vez sí,
pequeños paréntesis de tiempo
me permitan sentir su olor, su esencia
antes de convertirse en cenizas.
Me pregunto si no estará
ocurriendo lo mismo con mis días.
Ahora que la gente parece flores al fin
Qué cantos se oyen en las
calles;
la gente parece flores
al fin
Charles Bukowski
Cuando era un borracho y lloraba por todo
hacía la compra en gasolineras:
pan de molde, fiambre,
dos paquetes de Lucky Strike
y latas de cerveza de una marca impronunciable.
Nunca supe, ni me importó,
quiénes eran Chemical Brothers, Linking Park
o los Gallaher, y es más que probable
que haya escrito alguno mal.
Escuchaba tus problemas
antes de que estuvieran de moda
y me encerraba en el baño a vomitar
cuando te ibas
tus hijos
tu hipoteca
tu negocio de zumos naturales con leche de soja
nunca me importaron
y la Nochevieja que caí por el hueco de una escalera
supe que iba a ser un buen año
y lo fue
aunque mis manos sangraron
abiertas de tanto esperar.
Y ahora que la gente
parece flores al fin
tengo tiempo para lo importante:
la eternidad es la suma de todos
los domingos de agosto
un movimiento continuo de diástole
frente a un espejo que vierte
sonidos al abismo
es un billete entre las cuerdas
de la guitarra de Johnny Cash
es la puerta siempre abierta
del lado frío de la almohada
perder la mirada
sobre el rostro perforado de Bukowski
y aún diría más
si quisieras escucharme
pero sé que cierras a las siete
y no seré yo
quien te haga llegar tarde a casa.
Visto así
Los compañeros de colegio
…………….que sobrevivieron a los 80
………….. buscan colillas y monedas por el suelo
………….. arruinados por créditos exprés
………….. y las luces de las casas de apuestas.
Los compañeros de instituto
………….. que resistieron los 90
………….. cambiaron alcohol y pastillas
………….. por un trabajo de diez horas al día
………….. como falsos autónomos
………….. en una multinacional del transporte.
Los compañeros de universidad
………….. —bilingües titulados
………….. que se enfrentan al siglo XXI
………….. con coches de renting
………….. y matrimonios de tergal—
………….. graban en placas sus apellidos compuestos.
Total,
que visto así
parece que no me ha ido tan mal.

Luis Sánchez Martín (Cartagena, España, 1978). Ha publicado el libro de relatos Sin anestesia (Ediciones Hades, 2014), la novela Bebop Café (Boria Ediciones, 2016) y el poemario Carrera con el Diablo (Lastura Ediciones, 2019). Finalista del III Concurso de Relatos Contra la Violencia Machista (2015), el V Certamen de Relatos Pablo de Olavide (2016), las dos primeras ediciones del Certamen de Poesía La Montaña Mágica (2017-2018) y el XVIII Certamen de Poesía Dionisia García. Dirige el sello editorial Boria Ediciones y es colaborador habitual del blog de reseñas literarias Literatura+1 y de la sección cultural ‘Leer el presente’, de eldiario.es.