Taller de cuento | Calla y no callarás, por Dulce Prisco

No sabría decir qué edad tiene o si en algún momento se verá mayor, desde que recuerdo la he visto igual. Ayer, hoy, mañana… Se ve igual.

Puede tener mi edad, ser más grande o ¿será más joven? No lo creo.

Kate-la actriz.

Ella ha estado en contra de los estereotipos de belleza impuestos por la industria del cine. Nunca se ha sometido a dietas extremas para bajar de peso: algunas veces, su solución son las fajas y mantenerse sana. Se cuida y hace deporte.

Pero algo sucede con su apariencia. Se podría decir que tiene un físico de una mujer madura pero cuidada. Los años han pasado y ella se ve igual, ni más delgada ni más gorda, ni más joven ni más vieja. Tan sólo es ella, Kate-la actriz.

Quizás su condición de actriz, digo condición porque cuando una actriz o actor se dedica bastante a sus personajes, se puede hablar de una condición y no de un trabajo —una condición que paga millones pero, también, somete—, quizás su condición de actriz es la que, por alguna extrañeza de la vida del cine, se ha quedado congelada en el tiempo. El mismo peso, el mismo tono de piel, las mismas arrugas, la misma silueta, ¿y los ojos? Tal vez, la mirada podría decirnos algo.

Su pareja sentimental ha mencionado en algunas entrevistas que Kate es recelosa de su intimidad, nadie puede acercarse a su burbuja especial: su cuerpo.

Tiene un estado físico del que pocos pueden hacer gala, por cirugías, por dietas, por rutinas de ejercicio; pero los años, los años, aunque lentos, pasan sobre ella y no se ven, del todo.

¿Kate será consciente de su estado físico? Por supuesto que es consciente, y quizás no esté de acuerdo, pero Kate tenía que hacer algo por Kate-la actriz.

Desde hace algunos años, la pareja sentimental de Kate les comentó a sus amigos cercanos —amigos de años— su preocupación por el cambio de comportamiento que Kate había experimentado en los últimos meses. Todo comenzó a partir de su cumpleaños número treinta y cinco.

Como si fuera un interruptor, de pronto, los hábitos relacionados a su cuidado como actriz incluían baños y masajes en una bañera de hidromasaje. Lo distinto en esta bañera era su diseño, como un cápsula de oxígeno, aquellas donde el cuerpo tiene que entrar por completo. Al parecer también es una cápsula de oxígeno. No se sabe bien lo que es, ni su pareja sentimental. Tiene prohibido acercase, no se diga de curiosear cerca de la bañera–cápsula.

Cada cierto tiempo, por no decir todos los días, Kate se mete en la bañera–cápsula, ahí se mantiene al menos tres horas. Algunas veces a la misma hora, en otros días el horario es muy disperso, pero siempre tiene su masaje oxigenado.

Kate-la actriz siempre dice que es parte de su rutina de salud y belleza. Al no querer ser parte de los círculos de dietas extremas o cirujías plásticas, prefiere métodos que en el mundo del cine y, más, en el espectáculo, se consideran exóticos y alternativos.

Por acciones fuera de lo relacionado al mundillo de glamour, Kate-la actriz era aplaudida y reconocida, sobre todo, por mujeres maduras.

Sin embargo, al paso de los años estas mismas mujeres iban envejeciendo; algunas más rápido mientras otras un poco más lento. Un grupo más reducido no soportaba envejecer y comenzó –en secreto– procedimientos quirúrgicos. De alguna manera u otra, natural o artificial, todas terminaban frustradas y preguntándose: “¿Por qué Kate-la actriz luce siempre igual?”.

“Ni una arruga más, ni menos”. Es lo que unas cuantas mujeres mencionaban de sus observaciones a sus amigas en las tardes de reunión o en el trabajo, en cualquier lugar, en cualquier descanso.

“¿Por qué Kate-la actriz luce siempre igual?”.

A la anterior pregunta se añadía un más… “¿Qué hará Kate-la actriz para verse así?”.

Kate-la actriz, cuando algún medio de comunicación o persona conocida la interrogaba sobre su apariencia física, respondía lo mismo: “Me gusta alimentarme saludablemente y hacer mucho ejercicio, todos los días, sin excepción. ¡Ah!, también hacer yoga y meditar, ayudan mucho, lo hago todos los días sin importar la hora del día. A veces uso métodos alternativos como…”, y decía algún método que había investigado con anterioridad.

Esto no era del todo falso, Kate-la actriz se cuidaba de esa manera, pero nunca mencionaba o hacía referencia directa a la bañera–cápsula; Kate les decía a sus amigas, amigos y conocidos, que le gustaban los masajes y la hidroterapia, y que dicha bañera–cápsula mezclaba a la perfección ese gusto, ese pequeño pecado.

La conversación cambiaba con Kate cuando le preguntaban dónde o cómo podían adquirir una bañera–cápsula, Kate se mostraba poco atenta y decía que eran muy caras, que aún no la terminaba de pagar, pero, si la persona insistía, le decía que había sido un obsequio de alguna empresa de tecnología.

Hasta ahí concluía el tema sobre la bañera–cápsula, para continuar con la conversación. Kate siempre tenía algo con que distraer a su interlocutor: un nuevo guión para producir, el rodaje de su actual serie para esa plataforma de streaming, las producciones indepedientes en que piensa ser productora, las donaciones que espera realizar, la fundación que quiere crear…

Todos esos temas son más importantes que una bañera–cápsula.

La bañera–cápsula llegó a manos de Kate por petición de altos mandos en la industria del cine y del entretenimiento.

La empresa encargada en constuir este nuevo objeto, para no llamarlo juguete, está a cargo de una empresa dedicada a la investigación y experimentación con inteligencia artificial y nanotecnología. Sus productos tecnológicos no están a la venta comercial y sólo son para un grupo selecto pertenecientes a la industria del cine y del entretenimiento.

Es así como este producto, la bañera–cápsula, es uno de los productos resultantes de la unión entre inteligencia artifial y nanotecnología de alto nivel; se debe mantener en constante actualización, por ejemplo, el agua que la bañera–cápsula utiliza no es cualquier agua, tiene un tono verdoso con una ligera brillantez, esta agua al contacto con la piel humana provoca una película tan fina que ningún ojo humano puede distinguirla, dicha película no crea capas al momento de entrar en contacto con el cuerpo humano reconocido, elimina la capa anterior para crear otra película. De este modo el agua tiene que ser proporcionada por esta empresa tecnológica.

No se sabe si hay más bañeras–cápsulas de ese tipo. Pero, tanto Kate como Kate-la actriz tienen una. Y la preocupación de su pareja sentimental es constante, una llamada de alerta crece en su interior, recorre su venas, apenas si la reconoce como sus latidos o serán sus pensamientos.

Desde hace días que no localizamos a la pareja sentimental…

Lo único que sabemos es que Kate y Kate-la actriz lucen siempre igual.

El tiempo. Sin dejarlo escapar. El tiempo se sujeta a su cuerpo, a su alma.


Dulce Prisco. Estudió Ciencias de la Comunicación en BUAP, con especialización en el área de Comunicación para el Desarrollo o Cambio Social. Le interesa la investigación social así como la creación literaria, aunque, debido a cuestiones personales no ha sido apegada a la literatura sin embargo, este año está decidida a estar más cerca. Actualmente trabaja en su tesis de licenciatura, es sobre el análisis semiótico de la imagen de la novela gráfica Blacksad.

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