[Este ejercicio del taller se muestra tal y como fue escrito para mostrar los avances en la escritura: no pasó por proceso alguno de corrección ortotipográfica y/o de estilo]
La primavera llega con sus aromas, con la certidumbre de que todo se renueva, de que se tiene otra oportunidad… Esta estación me trae muchos recuerdos y más cuando se acerca el 10 de abril, es una fecha llena de coraje y de frustración… Carlos, el más solidario de los amigos, estuvo ese día por aquellos rumbos donde la traición acompañó el infortunio de José, aquel hombre que solo aspiraba a que su familia contara con una forma digna de vivir y esa idea permeó más allá de lo que él se imaginó.
Carlos habitaba muy cerca de Cuautla, por esos rumbos trabajaba una tierras que le permitían subsistir, sin saber exactamente qué iba pasar al día siguiente con su trabajo, sus alimentos y con su familia; él sabía que no podría resistir mucho tiempo con esa situación… Sin embargo, confiaba en que mejores tiempos vendrían, soñaba con tener lo necesario para que su familia tuviera un futuro, que sus hijos tuvieran que comer y no estar pensando cómo superarían el día siguiente… tal vez por esa razón las ideas de José las traía clavadas en la mente.
Por aquellos tiempos la gente estaba muy molesta, no aceptaban que un puñado de oportunistas se quedara con los recursos que eran de todos, detentando el poder y controlando el porvenir; solo les importaba a esos pillos sus intereses y conservar sus privilegios… La indiferencia ante el sufrimiento y la desigualdad era impresionante, brincaban de un grupo a otro, donde sus intereses se acomodaran mejor y cuando el mejor postor hiciera su aparición.
A José, a pesar de contar con una mejor vida que el resto de sus vecinos, le dolía la desigualdad y el sometimiento del que eran víctimas, no podía continuar solo mirando y dejando que las cosas pasaran como si a nadie le afectara, sentía que los vientos de cambio estaban llegando al haber logrado que el tirano abandonara el poder, seguramente por el desgaste de tantos años usurpando el liderazgo… Era el momento que se esperaba, por fin se tenía la posibilidad de buscar lo que la gente de su pueblo buscaba… tener su propia tierra.
Fue justamente ese coraje de José el que le permitió encabezar a su pueblo buscando consumar sus demandas, no estaba solo… al norte había otro luchador que se sumaba a los esfuerzos por tener una vida digna; en esas andanzas incorporó a Carlos como parte de su grupo y como hombre de su confianza; sin embargo, nunca se imaginó que en esa tarde, el propio Carlos lo entregara a quienes lo buscaban y que esa hacienda fuera el último lugar que vería…
José Luis Castillo. Profesor de telesecundaria, apasionado por la docencia, le agrada compartir los pequeños regalos de la vida… El escribir le permite conectarse con el mismo, construyendo historias que lo envuelven y embelesan.