(An)astrolabio
En busca de Pitágoras, las matemáticas no me funcionaron,
la rueda de la fortuna me brindó poca;
un puente que no me cruzó a ningún lado,
situada en Anaxágoras, nous sine qua non.
¿En dóndes estás?
En mente y pensamiento.
¿En dóndes estás?
¡Anaxágoras y su nous!
Caminaba al lado contrario sin saberlo
y su voz en un teléfono me llevó a la dirección.
Mente y pensamiento no sirvieron;
sin embargo, sine qua non.
Calculé entonces para Pitágoras
y terminé en un descubrimiento causal:
negro, negro, anteojos,
vino.
Su voz sine qua non.
Geometría y aritmética vs nous
Cálculo perfecto:
encuentro.
Vino, vino, vino.
Sus zapatos.
Hacia mí.
Bebí.
Sin el pensamiento no.
Sin la mente no.
Sin su voz no.
Sinsentido, sí.
Muerte
Cuántas veces no me ha hecho cosquillas
soplando sobre mis pestañas
…………………─Fuuu fuuu fuuu─
averiguando si no la engaño
sobre mi sueño tranquilo.
Pero los párpados no obedecen
a las horas del diablo,
por miedo o ¡por suerte!
Siento
su frialdad sobre mis pies.
Después mi pecho se infla y paraliza:
¡la veo sin tener los ojos abiertos!
Juega con los personajes de mis sueños,
me escondo entre ellos
pero, ella siempre se viste
de mi mejor acompañante
……………(quien quiera que sea yo, ella es).
Le tomo la mano y está a punto de besarme,
¡es el mejor de mis sueños!
Su rostro:
huesudo
hueco
helado
¡Casi hermoso!
Me sonríe.
Junta sus labios a los míos
.
.
.
Despierto.
Día 10
Nunca había vivido un día tan triste como hoy.
He caminado abrazada a la melancolía
de días tormentosos, desastrosos, turbulentos.
He visto como la lluvia parte la tierra
la inunda, la deshace, la vuelve lodo
y ahí se remojan los sueños rotos.
También he visto al viento
llevarse los sombreros de la gente,
sus esperanzas, sus ilusiones.
He presenciado catástrofes ajenas
y el dolor me toca sin darme la cara,
me acaricia las manos
por la impotencia de no poder dar más
que abrazos.
Otras se aferran a mis piernas
con todo y las ganas de recorrer al mundo
por dar aunque sea, esos abrazos.
A veces los párpados con su agüita salada
me recuerdan que no soy inmune a ninguna tragedia
─como la de hoy─.
Hoy que llueve sobre las calles
y soy yo quien se convierte en lodo.
Hoy que los cantos pájaros
se convierten en cantos fúnebres.
Hoy que las aves llevan colgando,
en sus picos hacia sus nidos,
mi alma en pedazos
y se la dan de comer a sus polluelos,
quienes se alimentan de mi infortunio.
Veo cómo el viento quedito
que predice una lluvia hacía el ocaso
grita dentro de mis entrañas
y las agujerea.
En el hueco que queda en mi tronco
las hojas secas que se refugian
se van quebrando poco a poco.
El otoño en verano me deja inundada
de pasos bulliciosos,
de abrazos imposibles,
de catástrofes propias que ya no me tocan,
me golpean.
Golpean tan fuerte
que el eco que se forma en mi pecho
se convierte en un maullido estruendoso.
Jamás había vivido un día tan triste:
es la suma de los días nostálgicos,
tormentosos, desastrosos, turbulentos.
Padecer
¿De dónde provienen
esas palabras-monstruos
que me encierran
en el clóset de mis delirios?
¿De dónde nacen
las voces-miedos
que me encierran
en el silencio de mi dolor?
¿De dónde, de dónde
brotan las ambigüedades
de mis deseos más profundos
y mis inseguridades palpables
dentro de este cuerpo-infortunio?
De pronto veo
el sueño inalcanzable,
sujetado a la última imagen
de la que no despierto nunca,
que dejo ahí, colgada en los párpados.
De pronto siento
el temblor del cuerpo
y la cobardía haciéndose
cómplice y amiga del hacer
cotidiano, en el imposible de la vida.
¿Qué palabra falta
en el discurso que no termina
nunca?
¿Qué impulso, para saltar
desde una cascada tan alta,
hace ausencia en el acto?
De pronto, el sueño casi en vigilia.
Los ojos abiertos,
las manos heladas:
el encuentro con nada.
De pronto, el temblor que tranquiliza.
En las pupilas el miedo
en los dedos el riesgo:
el encuentro con la ausencia
………………..de mí misma.
Nombrarse(r)
Han dicho mi nombre
en el medio de la calle, nadie se percató de ello.
Los transeúntes siguieron su camino.
Una palabra más entre la multitud.
…………….Silencio.
Han dicho mi nombre
en medio del desierto, se escuchó en un grito.
Su fuerza levantó la arena
como ráfaga de viento.
……………. Silencio.
¿Alguien ha dicho mi nombre?
Intento escuchar entre los murmullos
de las múltiples mujeres que habito.
Un sin-sentir, tiene sentido.
……………. Silencio.
Creo que he escuchado mi nombre.
Se esconde entre la tinta a punto de extinguirse,
se aferra a las paredes del cuerpo de esta pluma.
Me aferro a la última letra por escribirse.
……………. Silencio.
Sí, he escuchado mi nombre,
lo escucho de tus labios, de los de ella y ella y ella,
suena fuerte y armónico con los nombres que le acompañan.
Una palabra que encuentra su sentir en el sinsentido.
……………. ¡Grito!
ESCUCHO MI NOMBRE
En tu palabra fémina y repito tu nombre a través del mío.
Suenan las risas y los llantos, las protestas y los ritos.
Me pronuncio por fin en la palabra que habito:
MUJER.
Karen Roblero (1995). Originaria de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. Licenciada en Psicología y cuasi maestra en Estudios Culturales. Integrante de la colectiva de escritoras chiapanecas “Poesía de Servilleta”. Ha sido partícipe de diversos talleres de creación literaria y poesía feminista a nivel nacional e internacional como “Todos los nombres que soy” por el cual fue publicada en medios virtuales; es actualmente participante del “taller de poesía combativa para morras”.