
Director: Gaspar Noé
Guion: Gaspar Noé
Edición: Jerome Pesnel
Cinematografía: Benoit Debie
Reparto: Béatrice Dalle, Charlotte Gainsbourg, Abbey Lee
Casa productora: Les Cinémas de la Zone, Vixens, Saint Laurent
Antes de la reseña, es urgente hacer una advertencia: esta película no es apta para las personas que padezcan epilepsia fotosensible. Siento que es necesario ponerlo al principio de este texto, pues ni el los trailers y reseñas que conciernen a este filme, o inclusive en el mismo cine, no existe, por razones que desconozco, aviso alguno de esta índole.
En los últimos años, especialmente con Clímax (2018), el nombre del cineasta y director argentino, Gaspar Noé, ha tenido una importante masificación, por lo menos, en nuestro país. Actualmente, es considerado como una de las voces más irreverentes —y crudas— en el séptimo arte, y no es para menos. Quisiera aclarar de una vez que yo no soy un apologético de él ni de su trabajo; de hecho, me considero más un crítico, o criticón. Si bien le encuentro varios puntos a favor a su obra, la realidad es que su cine me cansa, harta y desespera. Noé es conocido, especialmente, por los elementos de violencia y exceso que rondan su breve filmografía. Una estética de lo grotesco, combinado con infinitos planos, que buscan incomodar , y hasta enfermar, al público. Siempre seré defensor del aspecto inquietante y perturbador en el arte, pero Noé, creo yo, rebasa ciertos limites. Sin embargo, aun con lo ya dicho, tenía bastantes expectativas de su nueva cinta.
Lvx Æterna, de 51 minutos de duración, es, para mí, uno de los mejores trabajos del director argentino. Condensa todos los elementos por los cuales Noé es conocido –quizá reciclando algunas ideas de proyectos pasados– y los comprime en menos de una hora, creando así un benévolo tormento; una enfermedad que se disfruta, un eterno trance.
Sin embargo, esto no significa, en ningún momento, que la película tenga graves fallos. Es claro que este producto no tiene la misma complejidad de trabajos como Enter The Void (2009) o Irreversible (2002), puesto que, desde su origen, no fue pensada como una gran obra. Originalmente, Lvx Æterna iba a ser un cortometraje, específicamente un fashion film, comisionado por la casa de moda Yves Saint Laurent. A Noé se le dieron solamente 5 días para completar el proyecto, tiempo que aprovechó bastante bien. Si el director argentino pudo grabar Clímax en tan solo 15 días, significa que puede hacer mucho, con poco. No obstante, es evidente la poca preparación dado el breve lapso de días.
Primeramente, existe una trama, pero es muy floja e inconclusa. La película representa un rodaje caótico en el que los egos, las influencias, los contactos venenosos y la locura convergen. Béatrice Dalle es la directora de este “castigo de Dios” de producción, mientras Charlotte Gainsbourg actúa como ella misma, una actriz de renombre. El gran problema de Lvx Æterna es que nada se concreta, únicamente la demencia, como es costumbre en la obra de Gaspar Noé, triunfa. En esencia, eso no es un aspecto tan negativo; mas, si se pone en perspectiva, especialmente con temas delicados, termina restando puntos. El claro ejemplo de esto es una breve mención que hace el personaje de Gainsbourg sobre un posible abuso sexual de su hija menor; esto solo es mencionado una vez y luego desaparece como si esas escenas nunca hubiesen existido. Esto es un patrón constante en la filmografía del argentino y, creo yo, que tópicos tan delicados como ese, si son mencionados, después no pueden simplemente desvanecerse.
La mayor virtud de este proyecto es la experimentación. Casi todo el filme se divide en 2 o 3 pantallas; una polivisión que, en el clímax, se conjuga, para crear una conclusión efímera, pero apantallante. De igual manera, siguiendo con el aspecto experimental, Noé entra en un género que nunca había explorado en su totalidad: la comedia. En efecto, aunque nada de lo aquí descrito parezca risible, la verdad es que la primera mitad de la película, aun frenética, está basada en la comedia negra. Es interesante ver como evoluciona la carrera del argentino y, espero que en algún futuro pueda aprovechar de mejor manera este elemento.
Creo que Lvx Æterna no será memorable a menos que se experimente en un cine. Extiendo una invitación cordial a que la gente que me lee experimente, bajo su propio riesgo, esta cinta.
Es claro que este proyecto no es lo mejor que Gaspar Noé ha hecho en su vida artística. Sin embargo, puede servir como una buena introducción para quien no conoce su trabajo; o como un dulce postre, para quien lo siga. Lvx Æterna as una hipnotizante tortura audiovisual à la James Turrel. Un martirio que, gracias a su duración, es disfrutable y hasta gozoso.
Enrique García Moreno (Ciudad de México, 1998). Estudiante de Lengua y Literaturas Modernas Portuguesas (Simón, existe) y de actuación. Melómano de profesión y cinéfilo de oficio. Escribe poesía vermelha y prosa. Ha concursado en varios concursos de relato como el Juan Rulfo o el Luis Arturo Ramos de la Universidad Veracruzana.