Aún recuerdo el día en el que fui a la panadería, como cada domingo iba a comprar mi cena. Me sorprendí al ver la limpieza del lugar, me abrumaba el escándalo que hacía el silencio, y admiraba los vitrales limpios. —¿Y las abejas? ¿Salubridad ya les llamó la atención? —digo al encargado. —No, mejor que…