El grito de la muchacha atravesó cada puerta del pasillo, cada ventana, y se escuchó también en los pisos de arriba y de abajo: Arturo, abre, es urgente. Arturo se acercó descalzo y pegó el ojo a la mirilla, observó un instante y regresó a la laptop. Debía enviar el informe a las cuatro, a…