Malgré Tout | Julieta Fierro: Más allá de las estrellas


I

Te recuerdas pequeña, asomada a la ventana en una noche de brisa estival, ligera; el suave aroma de las flores flota hasta tu nariz, lo inhalas y, como si quisieras retenerlo para siempre, retrasas la exhalación unos cuantos segundos que para tus pulmones de niña parecen minutos. Abres los ojos y, sobre tu cabeza, la bóveda celeste, profunda, oscurísima y quieta, espera por tu mirada inquieta que fascinada contempla el espectáculo del titileo de estrellas. Sucumbes al hechizo de la noche del universo… [pause]


II (digresión)

Inescrutables son los caminos del destino, pero hay citas a las que debemos llegar. La elección de carrera es una de ellas. ¿A qué se dedicará toda una vida?, ¿qué actividad será capaz de mantenernos ocupados y felices por el resto de la vida?, ¿continuar una tradición familiar de médicos, abogados, profesores o hacer un camino propio?, ¿conseguir un trabajo o seguir una vocación? Todas estas preguntas (y más, seguramente) rondan las mentes adolescentes, el mundo parece más grande de lo que es y el piso pierde su firmeza.

[Tal vez, la astrónoma Julieta Fierro haya descubierto su camino como narra la estampa inicial del texto. Nadie se resiste a la fascinación del misterio astral.]

Afortunadamente, el bachillerato de la UNAM cuenta con jornadas de orientación vocacional en las que profesores, investigadores y alumnos universitarios se arman de paciencia para responder con la mayor claridad posible todas las dudas de los atormentados adolescentes que deben elegir una de las cuatro áreas de estudio para cursar el último año de preparatoria e irse familiarizando con su elección (o empezar el camino del arrepentimiento).


III

[play] El universo es el gran enigma de todos los tiempos. ¿Cómo se originó?, ¿de qué se compone?, ¿por qué de noche vemos pequeñas luces que flotan en el cielo como luciérnagas amarillas y por qué de día una gran y candente luz nos ilumina?… A la retahíla de preguntas intenta responder la ciencia; la literatura recurre a mitos de todas las tradiciones para dar una posible respuesta. Sin embargo, la curiosidad es la aliada de las grandes mentes: Da Vinci estudió cuanto pudo sobre el ser humano, la naturaleza y la mecánica; Galileo Galilei revolucionó la ciencia con el telescopio al descubrir los anillos de Saturno; Newton estudió el movimiento de los objetos, la naturaleza de la luz y la extraña fuerza que nos mantiene los pies sobre la tierra. Pero la ciencia no sólo ha sido hecha por hombres, las mujeres también han contribuido: Hypatia de Alejandría, Ada Lovelace, Emmy Noether, Mileva Maric y, más cercana a nosotros, Julieta Fierro.

La científica Julieta Norma Fierro Grossman nació en la Ciudad de México el 24 de febrero de 1948, estudió Física y Astrofísica en la Facultad de Ciencias de la UNAM, es investigadora del Instituto de Astronomía y profesora de la misma facultad. Ha tenido una larga y fructífera carrera académica. Destaca su labor como divulgadora de la ciencia, enfocada especialmente a niños y jóvenes, para quienes ha preparado e impartido talleres didácticos; en estos tiempos de contingencia sanitaria, apoyada por otro par de científicos, creó Quantos de ciencia, “experimentos sencillos de realizar junto a los más pequeños utilizando materiales caseros” (https://www.facebook.com/QuantosdeCiencia). También colaboró en la realización de la sala de astronomía del Museo Universum, entre otros museos nacionales y extranjeros. Su pasión por la ciencia ha quedado en el papel y a través del aire.

Su trabajo ha sido reconocido con importantes premios nacionales como la medalla Benito Juárez, la Sor Juana Inés de la Cruz, la medalla de la Asamblea Legislativa, el Reconocimiento Flama de la Universidad Autónoma de Nuevo León, la medalla Homecihuatl, la medalla de la Sociedad Astronómica de México, e internacionales: la medalla Primo Rovis del Centro de Astrofísica de Trieste, Premio de divulgación de la Academia de Ciencias Mundo, Kalinga de la UNESCO, Premio Latinoamericano de Popularización de la Ciencia. Algunas escuelas y sociedades científicas llevan su nombre. Posee tres doctorados Honoris Causa. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores en el nivel III, a la Academia Mexicana de la Lengua y es miembro correspondiente de la Real Academia Española.

Indudablemente Julieta Fierro es una de las máximas exponentes de la ciencia mexicana, una científica que comparte (y contagia) su pasión por el universo a través de un lenguaje sencillo, próximo a su audiencia, sin dejar de lado lo poético de la ciencia pues, en entrevistas ha dicho que, efectivamente, somos polvo de estrellas y que compartimos átomos con los dinosaurios, por increíble que parezca.

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