Narrativa para principiantes | Resplandor Azul, por Piedad Patricia Infante Velázquez

[Texto resultado del Taller de Narrativa para Principiantes: febrero 2022]

Tras un largo tiempo de no crear nada interesante, surgió algo en su mente, una tonada que le parecía familiar. Por un momento creyó que alguien más la había escrito y trató de no hacerse muchas ilusiones sobre ella. Sin embargo, al continuar la caminata por aquel paraje, de nuevo brotaron aquellas notas; no sólo eso, conforme seguía caminando, se agolpó con ella toda una sinfonía, misma que iba aunada al recuerdo de ella.

Notó que, conforme la recordaba las notas, nacían sin esfuerzo. Supo entonces que aquella historia aún no terminaba. Hacía más de 20 años de su último encuentro, el cual había ocurrido ahí mismo. No pudo evitar sentir nostalgia por todos esos años. De pronto, rememoró parte de su historia.

Conoció a Alexa en plena juventud. Tenían 13 años y toda la vida por delante. Todo comenzó de forma casual, pero definitiva: ella le sonrió y desde ese momento su corazón quedó prendado de ella. Sabía que, aunque conociera más gente, nadie sería tan importante como ella en su vida.

Cuando la vio sonreír tuvo la certeza de haber encontrado lo más maravilloso para ella. El brillo de sus ojos azules impregnó todo su ser hasta el grado de desear tenerla siempre cerca. Alexa tenía todo lo que le encantaba a Paola: piel clara como la leche, sentido del humor e inteligencia, incluso su cabello en tono castaño medio le parecía perfecto… Pero realmente lo que la cautivó totalmente fue lo cristalino de su sonrisa y el interés persistente que siempre le prodigó, no importaba lo que pasara alrededor, ella siempre le estaba cerca.

Su sonrisa la tenía totalmente enamorada, al grado de no saber cómo corresponderle sin turbarse en el intento. Siempre deseó acercarse y demostrarle todo lo que era para ella, pero siempre desistía por temor a ser rechazada si descubría lo que realmente sentía.

Fue amor a primera vista, recuerda Paola, llegó sin buscarlo, en el momento menos esperado, y trajo nuevas emociones e ilusiones a su vida; pero también llegaron una serie de pruebas con las que, confiesa, no supo cómo actuar. Para empezar, desde el momento en el cual se vieron surgió algo, pero ese algo no era bien visto por la sociedad: era un sentimiento reprobado por todos. Paola resalta que lo que sentía por Alexa era una fusión de emociones, pero nada tenía que ver con lo que los demás se empeñaron en ensuciar.

Los obstáculos fueron diversos, por un lado, el ambiente ayudó poco. Al ser una escuela de puras mujeres, no faltaron intrigas y hasta anónimos amenazando; por otra parte, años después pudieron haberse reencontrado y arreglar las cosas, pero nuevamente alguien se interpuso al dar un par de números equivocados de Alexa. A todo esto se sumó el miedo e inseguridad mayúsculo del que era presa Paola, pues buscó de mil maneras reprimir sus verdaderas preferencias.

Lo que no tomaron en cuenta fue que con todas estas jugadas se acrecentó el interés y el cariño entre ambas, un cariño que no fue sólo parte de esa época, pues logró sobrevivir todos estos años… o así le ha quedado claro a Paola, ya que tras no saber nada de Alexa por más de 20 años, tuvo por fin noticias de ella.

Estaba casi resignada a no volver a verla, aunque la sola idea le aterraba. Creía a veces en el fondo que no merecía una segunda oportunidad, pues ella se encargó de sacarla de su vida; sin embargo, todo tuvo una razón de peso… o al menos eso era para Paola.

Lo que menos quiso fue herirla e incomodarla, pero reconoce que toda esa lejanía y ausencia terminó por dañarlas a ambas más de lo que hubiera imaginado. Tarde o temprano se sentiría culpable. En efecto, todos estos años no estuvo tranquila al respecto. La extrañó como nunca y entonces quiso ir en su busca y empezar de nuevo la historia. Tenía la firme intención de encontrarla y explicarle los motivos que la orillaron a alejarse y alejarla, no sabía si lo entendería, pero quería correr el riesgo.

Muy en el fondo sentía esperanza, pues, a pesar del tiempo y la distancia, sentía que realmente siempre estuvieron cerca de una u otra manera. No creía que el encontrarse a menudo con su nombre por doquier fuera pura casualidad, sabía que algo más allá de su entendimiento las unía y estaba resuelta a corroborarlo. Pero todo este entusiasmo tuvo de nuevo un sobresalto, algo más se interponía de nuevo en el camino y no sabía si llorar o correr de la desesperación. Deseaba con todas sus fuerzas verla de nuevo y abrazarla como nunca antes, pero ahora en verdad era imposible, pues Alexa ya no era parte de este mundo.

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